
Hace unos días, luego de volver a ver The Godfather (1972) quedé tan sumergido en la historia que necesité buscar fotos del rodaje como para seguir en ese universo o más bien para encontrar una transición hacia la vida real. Desde que empecé a estudiar Audiovisual allá por el 2004, las fotos de los rodajes han tenido para mí un extraño poder de seducción. Además de que en ellas pueden quedar en evidencia ciertos trucos que en la pantalla aparecen como reales, también en esas fotografías quedan plasmados recuerdos, la energía enfocada en construir un plano, en llevar a cabo una escena dramáticamente complicada. Esas fotos están vivas, son chispeantes, abrumadoras y para mí dicen mucho más que las fotos oficiales de promoción de las películas.

Así que viendo las fotos de las tres entregas de The Godfather, además de la emoción, me invadió una extraña saudade por algo no vivido. Era como si las fotografías pudieran transmitir la emoción, la tensión, la presión de esos momentos y al mirarlas con la distancia del tiempo me comencé a preguntar por los destinos de los actores, del director, de los técnicos y de esos sets donde se grabaron las películas. El cine tiene esa cosa hermosa de unir a la gente (y de separarla también, claro). Una película reúne a un elenco que difícilmente vuelva a trabajar otra vez y ese hogar temporal que resulta ser el set de grabación concentra los egos artísticos mezclados con los conflictos de los personajes que cada uno interpreta, las rencillas de las diferentes áreas de producción por querer destacarse más. Congelar todo eso en fotografías es para mí algo necesario además de maravilloso.
Dentro de las fotografías de rodaje, me gustan más donde el director está presente con los actores. Me gusta ver ese tránsito en el que los actores están caracterizados como personajes pero su actitud y comportamiento son aun de ellos como actores. Es como ver a un Marlon Brando luchando con un Vito Corleone mientras se espera la grabación de la escena con Francis Ford Coppola, o a una Nicole Kidman dejando que Virginia Woolf entre en ella mientras Stephen Daldry le marca pautas para la escena. En esas transiciones, en esas fronteras casi desdibujadas de realidad y ficción es donde se concentra la vida de las películas.

Ya con la nostalgia de las pelis de The Godfather, me puse a buscar fotos de rodaje de algunas de mis películas favoritas. En mí aparece en esos momentos un recóndito deseo de cruzar el tiempo y meterme en esa foto, escuchar lo que hablaban, mirar el plató, ver las retomas, los ajustes de plano. En un rodaje se trabaja para la eternidad. Se arma todo para un fotograma que no morirá nunca aun cuando sus intérpretes y todos los presentes físicamente fallezcan. Las fotos de rodaje tienen ese poder mágico de congelar el proceso.


Y así fue. Estrenamos la obra, la actriz se lució y fue muy felicitada por su interpretación, mientras yo empecé las averiguaciones para hacer una maestría fuera del país. Tomó un tiempo barajar opciones, esperar respuestas, hasta que finalmente en marzo del 2012 me fui a vivir a Buenos Aires, llevando conmigo ilusiones, sueños y proyectos. No sabía bien qué pasaría pero tenía claro que mientras tuviera clara mi necesidad de superación, todo alrededor se organizaría, que el universo conspiraría a mi favor, como se dice en Metafísica. Pasaron muchas cosas buenas y no tan buenas en ese proceso, pero conseguí lo que quería. Mi ceremonia de graduación fue un lindo final del tercer acto de mi propia película.





Sé también que no he sido el hijo modelo. Tengo un carácter complicado pero algo que aprendí desde chico (aunque no parezca) es aprender a escuchar. No me creo dueño de la verdad y sé reconocer mis faltas. En parte creo que debo ese equilibrio a ella, quien siempre busca las múltiples caras de la verdad, para comprender las situaciones. Mi madre, sin saberlo con las palabras técnicas, se maneja en la vida con una visión sistémica analizando todos los factores posibles. Antes de emitir un juicio hacia alguien, prefiere ponerse en los zapatos de esa persona. Y eso le ha permitido tener el cariño de todos sus familiares y amigos cercanos.

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