Se acaba el 2018. Me parece que fue hace tan poco que estaba otro vez en Buenos Aires cocinado en el verano porteño despidiendo el 2017. Tantas cosas han pasado en estos doce meses. Fue un año “intenso” en todo sentido. Siento que ha sido uno de los años con mayor cargo de trabajo que he tenido y también empezó a manifestarse este año, la llamada “crisis de los 30”.
Hechos relevantes que marcaron el 2018:
Viaje a Europa (Marzo/abril): Uno de los momentos más lindos del año, porque pude viajar gracias a una investigación que estoy desarrollando en conjunto con varios docentes españoles. Me enamoré de Madrid y pude conocer Barcelona, Roma y París. Fue la oportunidad también de reencontrarme con amigos franceses muy queridos a quienes no veía desde hacía 9 años. En este viaje, durante mi estadía en Roma, me caí de cara contra los dos mil años de historia de los adoquines y me quedaron marcas durante algunos días.
Vida universitaria: Este año junto con a mi co-investigadora y estudiantes de tesis, emprendimos una investigación de consumos culturales en los establecimientos ubicados en la calle Numa Pompilio Llona del barrio Las Peñas en Guayaquil. Fue un proyecto muy complejo

También fue muy debut este año como revisor de tesis de maestría (en Periodismo y en Comunicación Digital) lo cual agradezco porque demuestra la confianza que tienen en mis capacidades, los directores de ambas maestrías.
Proyectos artísticos: Participé de dos obras de teatro, bajo la dirección de Marina Salvarezza. Fueron personajes interesantes y que me hicieron pensar mucho sobre el oficio del actor. Definitivamente quiero hacer más teatro en el 2019. También empecé a escribir una obra de teatro a la que le tengo mucho cariño y que espero concluir en el 2019.
En cuanto a cine, este año me animé, luego de muchos años de no hacerlo, a participar en la convocatoria nacional de proyectos cinematográficos que organiza el Instituto Audiovisual. Participé en la categoría de guion con un proyecto que vengo trabajando hace algún tiempo. De muchos proyectos quedé preseleccionado entre diez, lo que me hace muy feliz, ya que si bien no gané, pude tener el feedback del jurado evaluador, cuyos comentarios han podido enriquecer más el guion.
Más viajes: Además del ya mencionado viaje a Europa, pude estar en Nueva York, Miami y Buenos Aires. Además viajé dos veces a Quito y unas cuantas a la playa. Con la llegada de los treinta, me he dado cuenta que me encanta y necesito el mar, cosa que no me pasaba en los veinte.
Idiomas: Este año caí enamorado de la lengua japonesa y comencé a rodearme de elementos de la cultura. Ha sido todo un descubrimiento, pues Japón es un país del que me sentía muy alejado y ahora he aprendido a quererlo, al igual que a su idioma.
Salud física y mental: Aunque gocé de buena salud la mayor parte del año, desde el mes de septiembre mi cuerpo empezó a pasarme factura por el exceso de trabajo. Fui a varios especialistas para tratarme la garganta pero ninguno pudo dar con un diagnóstico, ya que no tenía nada específico. Mi conclusión: estrés. Empecé a somatizar, subí de peso, lo que me llevó a interiorizar en mí, a preguntarme por mis metas, por lo que realmente necesito y quiero. He empezado a mejorar y me siento nuevamente con vitalidad. De toda esa reflexión está surgiendo también un trabajo maravilloso que espero poder compartir en el 2019.
Haciendo un recuento rápido del 2018, creo que este año me enseñó (o intentó enseñarme) a ser paciente. A pensar que las cosas pasarán cuando las necesito y en el tiempo-espacio adecuados. En definitiva, el 2018 buscó que reconcilie mi parte espiritual y artística. Esto lo debo a mi propio interés que suscitó la aparición en mi camino de dos libros importantes: Big Magic, de Elizabeth Gilbert y El camino del artista, de Julia Cameron. Cada libro desde su visión, me mostró que el creer es crear y que crear es un regalo que tenemos que aprovechar, sea de la forma que sea. Ambos libros me han ayudado a recuperar confianza en mí. Este año como dice Cameron, me he sentido como un artista en recuperación, un artista que está ganando seguridad y que a paso lento y seguro, empieza a concluir muchos proyectos.
En otras palabras, el 2018 ha sido para mí un año de sanación, que agradezco y tengo la certeza de que el 2019 será un año de frutos para mí y para todos los involucrados. Este blog de alguna manera ha sido testigo también de esos momentos claves del año, de mi vida universitaria, de mi vida personal, de mis viajes, de mis lecturas y seguro irá creciendo, potenciándose en el 2019.
Deseo un hermoso y próspero 2019 para todos aquellos que se toman el trabajo de venir hasta acá a leerme. A muchos probablemente no los conozco pero a través de este espacio conocen un poco sobre mí y agradezco la confianza por leerme.
Abrazo grande a todos.
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