El proyecto más difícil y ambicioso para llevar a cabo es la propia vida. Es un proyecto de reescritura constante, de tomar nuevos rumbos, de alterar puntos de giro planificados, de permitir que personajes se vayan y vengan otros. El guion de la vida es complejo, incierto pero entre más se viva, más se reescriba, mejor serán las secuencias por venir. Esta columna dominical ha servido un poco para ver mi propia vida desde la escritura. He abordado temas que me interesan como la docencia, los idiomas, los viajes, teatro, reflexiones sobre mi familia, mi ciudad. Cada post ha sido escrito con lo mejor que he podido dar y me agrada saber que hay lectores que se toman un momento de sus vida para leerme. Aunque no los conozca, compartimos este espacio y me encanta saber que existe un diálogo a través de estas letras. A quienes me leen esporádicamente, regularmente o cada domingo, gracias por estar y a aquellos que dejan algún comentario, gracias también. Es reconfortante saber que somos varios los que estamos en este mismo barco virtual y que nos nutrimos de experiencias propias y ajenas.
Esta columna ha significado para mí en muchos momentos, como una válvula de escape para expresar lo que siento, lo que pienso sobre algo. También me ha servido para hacer un alto y reflexionar sobre alguna situación. En la escritura se afianzan mejor las cosas y poner en palabras lo que me molesta o lo que me gusta, me ayuda a clarificarme. Como de hecho me pasa ahora reflexionando sobre esta columna. No siempre he querido escribirla cada domingo (de hecho hay varios domingos que no lo hice) pero trato de disciplinarme, de decirme que este es mi espacio personal, mi manera de hablar no con el rótulo de guionista, actor, docente o investigador sino como el de un bloggero que hace todo lo anterior y que comparte sus procesos.
A lo largo de estos cien posts ha quedado plasmada gran parte de mi vida luego de mi regreso a Ecuador. Haber vivido más de tres años en Argentina marcó un antes y un después en mí tanto en lo profesional como en lo laboral. La vuelta a Guayaquil, reencontrarme con mi familia y amigos fue un proceso difícil al inicio porque implicó adaptarme a un entorno que si bien ya conocía, yo lo sentía ajeno. En esta columna ha quedado retratado mi proceso de regreso a Guayaquil, así que procuro no leer posts antiguos para no tener la tentación de editarlos. Cada uno refleja mi estado de ánimo de ese momento y no quisiera traicionarme. En algunos posts fue muy azucarado, en algunos he sido ácido, amargo, soñador. Todas facetas de mi propia saudade.
Por acá les dejo mi primer post de Saudade de Domingo por si les apetece leerlo. Me dio un poco de saudade leerlo de vuelta.