Mi otra casa

Soy medio nómada, de piso móvil, de músculos inquietos y sufro de síndrome de vuelo constante. Necesito escapar a otros parajes, refugiarme en calles diversas y cafetear sin propósito alguno. Aunque me seduzca elegir una ciudad del mundo por descubrir, hay una casa a la que siempre amo volver, para retomar abrazos, respirar avenidas, hablar en dialecto.

Mi otra casa tiene anfitriones diversos y siempre hay fiestas, asados, charlas eternas, chistes boludos. Siempre tiene nuevos rincones por descubrir. Puedo descansar si quiero, salir, comer hasta reventar, escribir en servilletas, en papeles sueltos…

Puedo recorrer mi otra casa sin temor a perderme y si pasara, sería el mejor pretexto para vivir un personaje lunfardo, ahogándome en el frío polar de julio o en la soledad del verano en enero.

Mi otra casa tiene inviernos melancólicos, otoños románticos, primaveras cinematográficas. Mi otra casa queda al sur del continente, donde el mundo parece terminar y sólo tiene como rival la extensa Patagonia y la gélida Antártida.

Mi otra casa es Buenos Aires.

Saudade de Domingo #53: Retomando proyecto

Con el fin de este ciclo intensivo de clases (realmente fue agotador), puedo volver a mirar a la masa informe de guion que tengo entre manos. Digo masa informe porque ni siquiera es un guion como tal, es apenas un embrión en el que consigo vislumbrar un esqueleto y algunos cuantos órganos. No tiene rostro todavía, palabras sí, muchas, acciones también y desde ya empiezo a temer cómo será grabar todo ese embrujo de escenas bocetadas que son muy diferentes a todo lo que ya escribí anteriormente. Es una comedia negra, es lo único que tengo claro, un humor algo mordaz (es lo que supongo, capaz no llega ni a humor de Walt Disney), que debe ir in crescendo hasta llegar a algo.

Normalmente no suelo hablar de mis proyectos hasta que llegan a una instancia de maduración que me permite mostrarlos. Muchos de ellos nunca vieron la luz por desestimarlos o porque no alcanzar el nivel de madurez que yo les exigí. Todos fueron procesos diferentes y una vez más en este guion, quiero llevar a cabo un desarrollo diferente.

La idea de este guion surgió hace unos siete años, según afirman mis libretas de anotaciones. La primera imagen que surgió fue la de la protagonista, que además estaba inspirada físicamente en la actriz que protagonizó un cortometraje que grabé en el 2009. De hecho llegué a comentárselo y se entusiasmó con la idea, que para ese entonces sería sólo un cortometraje, con una sola locación y dos personajes. Me cerraba además en cuanto a producción ya que podía hacerse con un presupuesto moderado.

El tiempo fue pasando, en aquel entonces trabajaba en Ecuavisa y ya empezaba a dar clases en Casa Grande, por lo que mi tiempo era realmente escaso. Recuerdo también haberme propuesto mejorar mi nivel de francés así que en las noches libres tomaba clases de conversación en la Alianza Francesa de Urdesa. Para completar estaba en etapa de post-producción de otro corto y estaba además remontando el documental sobre el teatro que había hecho como tesis de grado. Resultado: menos tiempo para escribir y la historia se fue quedando archivada. Según mi libretas, en esa época llegué a escribir una especie de monólogo del personaje principal, unas cuantas anotaciones sobre su relación con su pareja y ciertas directrices en cuanto a la estética.

Realicé otros cortos, luego fui a Argentina a estudiar el master y allá con el estímulo creativo que tuve por la misma Buenos Aires, los compañeros y las materias, volví a retomar esa historia. La miré ya con otros ojos y vi que tenía potencial para largometraje. Fui pensando en más situaciones que debían suceder entre la pareja en su departamento, afiné el conflicto central, anoté varias referencias que necesitaba ver y leer para meterme más en la historia, pero luego tal historia volvió a caer en el olvido. La sensación que tengo de ese entonces era de una emoción tal, que poco me faltaba para sentarme escribir las primeras escenas ya en formato guion. Pero la vocecita crítica -paralizadora y castradora- me decía: No es el momento, te falta investigar más, conocer más a tus personajes. Lo único que conseguí fue volver a archivar a esa historia, mientras otras venían a tomar posesión de mi cabeza.

Siguió pasando el tiempo y la idea de esta historia siguió flotando por mis pensamientos cada tanto. Alguna que otra vez cuando pensaba en una situación que creía interesante, la anotaba para al menos fijarla en el papel. Luego volvía la historia al olvido con la tranquilidad de que todo reposaba en las notas de mis libretas.

El año pasado empecé a bocetar dos historias en diferentes meses con la idea de que una se volviera la película que finalmente querría grabar y que se convirtiera en mi ópera prima. Las dos llegaron a desarrollarse hasta una escaleta básica. Sin embargo, en ambas algo no me convencía. Las sentía quizás muy inmaduras todavía y no me sentía preparado para llevarlas más adelante. En medio de esa insatisfacción la misma vocecita crítica -a veces sanadora- me recordó esa historia anterior que con el paso del tiempo quizás podría haber mejorado.

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Evidencia del trabajo de ayer sábado. Revisando libretas, releyendo sinopsis, corrigiendo escaleta.

La retomé, puse en práctica mis nuevos conocimientos y experiencia acerca del guión y me di a la tarea de reescribir el storyline, redactar la sinopsis y entre idas y venidas, de fiestas navideñas, mi curso en New York y el intensivo de clases que di, he podido ir perfilando una escaleta modesta. Aun falta que gane ritmo, la verosimilitud se cae a momentos, pero tengo identificados los puntos en los que debo trabajar. Ayer sábado tuve una jornada fructífera de corregir escaleta, de escuchar música inspiradora, de cambiar situaciones y en unos cuantos días de trabajo más, empezaré a escribir las primeras escenas. No será un proceso rápido pero sí quiero que sea divertido para mí, de lo contrario no tendría sentido hacerlo.

El guion se aproxima y con él se cristalizará o encontrarán un cauce, las decenas de páginas sueltas escritas a lo largo de todos estos años. Escribir este guión es por esto también una cuestión de honor en nombre de la vorágine de papeles sin destino.

Saudade de Domingo #52: Siempre en presente

«No gerundio, no pretérito, no futuro, siempre presente», he perdido la noción de cuántas veces he dicho esto a mis estudiantes en las clases de Guión. Hoy he hecho las últimas correcciones en la versión 10 del guion de una estudiante de maestría a la que dirijo en su proyecto. Su guion es ya prácticamente la versión final y estoy satisfecho con el resultado obtenido a lo largo de dos años de tutoría. Y justo hoy, en su documento de tesis, me encuentro con el storyline de su guion, escrito en algunas partes en futuro. Inmediatamente vino mi comentario: «Nunca se escribe en futuro, siempre en presente». Miré lo que escribí en la pantalla con el cursor titilante, observando la palabra presente varias veces y cada vez era más grande, como si mis ojos hicieran un zoom in a esa palabra: PRESENTE – PRESENTE  – PRESENTE. La importancia del aquí y ahora, donde el pasado no está ni el futuro se conoce. En toda película se vive en un presente eterno. Por más que los personajes tengan traumas del pasado o incluso la película lleve años de estrenada, las escenas suceden aquí y ahora, en el preciso instante en que un espectador mira el hecho y acompaña su alma con la de los personajes. Puede que Marlon Brando esté físicamente en otro plano, pero cada vez que vea Un Tranvía llamado Deseo o El Padrino, Stanley y Vito Corleone estarán ahí. Y el patriarca italiano volverá a vivir una y otra vez en tanto repita la película para mi propio deleite.

A pesar de esta gran enseñanza que da el guion y el cine, resulta difícil enfocarse sólo en el presente. Siempre cargamos con el pasado pesado (¡viva la cacofonía!) y vivimos proyectando un futuro como si quisiéramos ser marionetas de nosotros mismos. Como si predecir los pasos o anticiparse fuera sinónimo de éxito garantizado. A veces el mismo destino tiene preparado algo mejor… o algo peor. Pero claramente, no se puede vivir proyectando porque se pierde la maravilla del ahora y ahí se cae en ese círculo vicioso de saudade. Añorar el pasado porque en realidad fue alguna vez un presente que no se disfrutó plenamente. Así que uno está recriminándose el pasado o resguardándose del futuro. Y del presente nadie se ocupa porque es esa cosa molestosa que tengo adelante y que aparentemente no me da perspectiva. Debería ser una lección fácil de aprender la del vivir en el aquí y ahora, sin embargo es una de las más complejas empresas de lograr.

Y es tan medicinal cuando uno logra por momentos vivir en el ahora, olvidando, dejando la carga del pasado y dejando que el futuro se encargue de sí mismo para recibirlo pleno cuando se vuelva presente. Es hermoso caminar de la mano con quien amas, tomar un café en soledad con libros, viajar, salir con amigos un sábado por la noche, ver una película siendo parte de ella, hacer el amor olvidándolo todo y estar solo ahí con esa persona en ese momento único de conexión. El presente es ese amigo al que nunca se valora, pero al que se extraña cuando está en ausencia (en pasado).

Y volver al guion, siempre me recuerda que debo estar aquí y ahora, preocupado sólo de escribir estas líneas, enfocando mi ser en estas palabras. Lo que haga después ya se verá. Pero ahora escribo y quien me lee está en este momento presente leyendo. Estamos hilados por este presente, como si un guionista escribiera la escena y debiera narrar en tiempo presente la acción de Ud. que lee y yo que escribo.

El presente une lo que el pasado y el futuro separan.

Godfather cumplió 45 años

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El Padrino cumplió 45 años el pasado 14 de marzo. En 1972, New York recibía con gran expectativa la película a la que la crítica ya había catalogado como una obra maestra. A pesar de la nieve de esa noche, el público se agolpó al estreno para ver al gran Marlon Brando convertido en el patriarca Vito Corleone.

45 años después, Vito Corleone sigue siendo grande, el mundo cambió y la película junto a sus dos secuelas grandiosas parecen haberse actualizado también. Al igual que el vino -perdón por la analogía común- se ha añejado y ganado tamaño. Es descomunal.

Desde la Universidad Casa Grande y específicamente desde la Facultad de Comunicación donde trabajo, decidimos rendirle homenaje al Padrino, para que esos 45 años no pasaran desapercibidos. Junto a Diana Pacheco -amiga, colega, partner in crime– con quien llevo adelante el cine club Contraplano, armamos el cronograma y la ambientación del evento en el auditorio de la universidad.

Nuestro invitado de honor fue Jorge Suárez, ya un ícono en el Ecuador en cuanto a la crítica cinematográfica. Al verlo, tan generoso y apasionado por el séptimo arte no pude evitar recordar su programa Noches del Oscar, donde todos los sábado a las 22h00 presentaba las grandes películas ganadoras de todos los tiempos. Sus comentarios acerca de la producción, los entretelones me hacían delirar imaginando ese mundo de actores, actrices, platós. Quién sabe si Jorge es en parte responsable de que haya elegido hacer cine al transmitirme desde la pantalla ese amor por las películas. En todo caso, Jorge es una personalidad obligada en el Ecuador al hablar de crítica cinematográfica y en honor a esa carrera de más de cinco décadas, la universidad le otorgó una placa de reconocimiento por su trayectoria.

Fue emocionante poder ver las tres películas de El Padrino el 14 de marzo. Fue extenso también pero con un cierre lindo a través de un conversatorio en el que intervinimos Jorge, Marina Salvarezza y yo, moderados por Diana. Nuestro público fue en su mayoría la comunidad universitaria, que espero haya podido apreciar la belleza de estas películas en sus guiones, en la interpretación, en la dirección.

Es alentador también encontrarse en las páginas de un diario, resaltando la labor que hacemos. Desde el año pasado venimos llevando un cine foro todos los martes con entrada libre. A Diana y a mí nos mueve el deseo de que el cine que no llega a las salas comerciales tenga un espacio en el corazón de nuestra universidad y que el público entre, se conflictúe, se pregunte cosas, se familiarice con realidades distintas e idiomas indescifrables. Al final de las proyecciones, armamos un conversatorio a modo de diálogo con el público. Esto no solo enriquece al público sino a nosotros como organizadores, que nos saca una sonrisa ver a esos espectadores felices de haber conocido a través del cine otro punto geográfico, con rostros de actores más allá del Star System.

Luego de esta función especial de 45 años de El Padrino, nos queda el impulso para seguir con el cine foro que reinicia con fuerza este martes 11 de abril.

 

Saudade de Domingo #51: Llenar el mapa

Ecuador es un mapa mudo en muchos aspectos. Un mapa mudo en el sentido escolar, como cuando la profe nos entregaba el mapa del país vacío para ubicar las ciudades, los ríos y las provincias. Geografía era mi materia favorita y disfrutaba mucho llenando esos mapas mudos.

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Hace varios años atrás vi un mapa de Estados Unidos y cada estado tenía una película o serie representativa. Todo el mapa estaba lleno y mi pregunta inmediata -e ingenua- fue: ¿El mapa del Ecuador, estaría «lleno»? No me tomó muchos segundos en responderme que no.

En lo audiovisual, así como en otras áreas, hace falta mucho por hacer, se necesitan propuestas diferentes, arriesgadas, que se diversifiquen y no caigan en un intelectualismo asfixiante ni en una comedia comercial mal hecha. En ese sentido el mapa del Ecuador está vacío todavía, sin desconocer que han habido proyectos interesantes pero que no resultan suficientes para llenar el mapa. Estamos apenas colocando cantones, riachuelos dentro del país, algo que podría ser desalentador pero que también tiene otra arista: La de la tierra en la que está todo por hacerse. Pienso en países con industria audiovisual fuerte como España, Francia, Argentina, Brasil, México, en los que aparentemente todo está hecho, sus mapas están saturados sin espacios para más, no obstante surge cada tanto un grupo de artistas que vuelve a reinventarse y renueva los mapas. Acá en Ecuador el terreno está limpio, casi virgen, hay que luchar con la aridez de ciertos sectores que aun no comprenden lo importante que es el audiovisual como herramienta de difusión de nuestra cultura, pero el mismo vacío permite empezar a experimentar, equivocarse en pequeño, dar los primeros pasos.

Los que hacemos audiovisual, de una u otra forma y en el área que sea, creo que estamos llamados a crear en chiquito, mediano, grande, desde las posibilidades de cada uno pero con la consigna de no parar, de estar en movimiento, escribiendo, grabando, presentando. Poco a poco se empieza a poblar el mapa, lo cual es estimulante. Es necesario ver(nos), apoyar(nos), porque no se trata únicamente de un desarrollo personal sino de un crecimiento colectivo, de darle el valor que merece el cine, la televisión nacional, con historias de calidad y que tengamos orgullo de exportar como parte de nuestros bienes culturales.

Hay que llenar el mapa del Ecuador con las historias que cada uno ya tiene, ya escuchó, que ya escribió y que deben buscar un sentido en una pantalla. Hay que jugar con el mapa mudo y hacerlo hablar, que le cuente a sus vecinos por qué somos trópico, por qué estamos en el centro del planeta, por qué somos diversos aun cuando sólo somos 14 millones en un territorio pequeño. Hay que jugar con el mapa, llenándolo con los trazos que uno pueda, así como en la secundaria, a veces con seguridad, a veces adivinando.

Saudade de Domingo #50: Cincuenta ediciones

En un abrir y cerrar de ojos. Este espacio se ha convertido en un pozo de emociones contenidas, algo que no imaginé que pasaría, que empezó como un hobbie, un juego que podría morir en cualquier momento, como ya ha pasado con otras iniciativas. Creo que lo que me gusta de este espacio de Saudade de Domingo es poder escribir sobre lo que sea, sin importar el tono que sea. Total, es mi lugar y todo es muy subjetivo acá, no busco ni expongo verdades sino lo que siento en determinado momento y una vez que otra sale algo de lo que me enorgullezco. Tampoco suelo releerme por temor a querer editar. Así que lo que salga por acá queda para quien lea y que vea qué hace con eso.

Desde octubre de 2015 que empecé con esto han pasado tantas cosas. Graduación, viajes, películas, procesos de teatro, escritura. En algunas cosas he avanzado, en otras siento todavía un estancamiento. Son aspectos que toman tiempo ir deshaciendo y que capaz cuando llegue a las 100 ediciones algo hayan cambiado (espero). Una pregunta que suelo hacerme a veces sin esperar una respuesta es «¿qué tanto me parezco a lo que escribo?». Siguiendo una idea lógica se supone que la escritura debería ser una suerte de espejo o radiografía de quien escribe, donde además podría dilucidar qué influencias tenía en determinado momento. Sin embargo no estoy muy seguro de parecerme a lo que escribo o quizás es uno de los tantos yoes que tengo. A lo mejor en mi escritura sucede algún proceso esquizoide en el que soy y no soy lo que escribo. Surge quizás alguna especie de canalización de donde brotan ideas, personajes, situaciones que muchas veces quedan como engendros a medias sin un derrotero concreto. En ese sentido creo que el descubrimiento de la poesía gracias a María Negroni, me ha ayudado a desembocar esas imágenes sin sangre. Son apenas pincelazos que con suerte -o no- terminarán en un collage de algo. Desde hace algunos meses me ronda en la cabeza la idea de hacer algo con proyectos inacabados. Quizás un medio o largometraje de los cortos que quedaron minúsculos y que juntos puedan tomar otro despegue. No lo sé, es sólo una idea que me ronda y que madurará no sé cuándo.

Así que aquí estoy con mis 50 ediciones y mis incertezas. Voy por las 100 a ver qué onda.

The Salesman (2016)

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La nueva película de Asghar Farhadi que acaba de ganar el Oscar a Mejor Película en lengua no inglesa. Confieso que tenía muchas expectativas alrededor de la cinta y aunque reconozco su valor artístico (buena fotografía, dirección de arte apropiada, actuaciones excelentes), no me terminó de convencer. Siento que Farhadi se ha «acomodado» en la fórmula de sus éxitos anteriores About Elly (2009) y A Separation (2011), que para mí son dos grandes joyas. The Salesman la sentí muy parecida a A Separation. Farhadi vuelve a hablar de una pareja de clase media alta de Teherán, cuyos secretos quedan flotando en el aire sin resolución aparente. Eso podría estar bien si no existiera A Separation. El director iraní coloca de protagonistas a dos de sus actores fetiches. Taraneh Alidosti ya fue la protagonista de Abourt Elly y Shahab Hosseini ha estado en About Elly y A Separation. La pareja funciona muy bien, son creíbles y sus personajes van teniendo un crescendo apropiado llevándolos a un precipicio hacia el final de la trama. Eso es lo que engancha. The Salesman sería una excelente película (y para algunos lo será) si no existiera A Separation, donde ya Farhadi se jugó todas sus cartas. Espero que en su próxima película se desconfigure, se reintente, porque sin duda alguna es uno de los mejores cineastas iraníes del momento.

Saudade de Domingo #49: Caminando

Es importante cada tanto, ser turista de la propia ciudad. Tratar de mirar con distancia o con ojos de novedad aquellos sitios que resultan familiares. Siempre esa observación traerá  una nueva aproximación, pues en realidad es el ojo el que le da sentido a lo que miramos.

Ayer por la tarde me encontré con una amiga y luego de la despedida, podría haber optado por regresar a mi casa en taxi. Pero no tenía ganas ni de regresar tan pronto ni de subirme a un auto. Tenía ganas de caminar, de tener un tiempo en soledad para mí. Si bien camino bastante diariamente, quería darme esta posibilidad de caminar en otro sentido, tratando de encontrar(me) en la ciudad.

Me olvidé los audífonos en casa así que el único soundtrack que tenía era el sonido del estero, el motor de los autos, alguna estación radial que se escuchaba en último plano, algún fragmento de una conversación por celular. Y ahí estaba caminando, con sol, pensando en mis planes de este año, en lo ya vivido en estas primeras semanas del 2017. Pensar y caminar se dan muy bien de la mano. Mis ideas más interesantes se han dado en esos momentos. Es por ello que no evito caminar, al contrario, lo busco.

Caminando, organizo mi agenda, tomo decisiones pospuestas, transpiro, recuerdo canciones, olvido malos momentos. Y eventualmente tomo fotos de alguna esquina, de algún lugar que me saque de mí. Ayer mientras caminaba, crucé el puente que va del Policentro a Urdesa. Me gustó tanto el verdor y el color de la luz, que no pude dejar pasar la oportunidad de enmarcar el momento.

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The OA: finished

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Debo confesar que llegué a esta serie una vez que mi mamá y algunos amigos terminaron de verla. La opinión general era que el final no les había gustado aunque destacaban los méritos artísticos de la serie. De modo que quise comprobar por mi mismo qué era lo que hacía a The OA tan peculiar.

Comencé la serie en la época de las fiestas navideñas en Buenos Aires. Siempre agarro una serie que me acompañe antes de dormir pero pronto me di cuenta que debía prestarle mucha más atención. Continúe viendo algunos capítulos más en Nueva York y luego de varias idas y venidas, finalmente hoy he termiado la serie.

The OA cuenta la historia de Prairie (Brit Marling) una chica ciega que reaparece siete años después traumatizada por una experiencia en cautiverio y con la vista totalmente recuperada. La serie muestra su proceso post-trauma y cómo debe reinsertarse en su pueblo. Con el curso del tiempo, Prairie tiene la necesidad de contar su experiencia y es ahí donde se va desarrollando la mayor parte de la serie. La rodean varios estudiantes de un colegio secundario y una profesora, quienes buscan saber más sobre ella y lo que vivió.

063345.jpgLa serie creada por Brit Marling y Zal Batmanglij deambula entre la ciencia ficción, el drama, misterio, new age. La mezcla de géneros y los reveces que experimenta la trama, hicieron que el pitch (el contar la historia para venderla) fuera difícil de lograr. Decidieron entonces escribir el primer capítulo y montar casi una obra de teatro delante de los posibles inversionistas haciendo todos los personajes de la serie.

Marling y Batmanglij empezaron a trabajar en el proyecto desde diciembre de 2012. Fueron creando el universo narrativo de la historia, los personajes y comenzaron a contar la historia  a amigos y conocidos para ir perfilando mejor la trama. El proyecto llegó hasta la productora de Brad Pitt, quien conectó con la historia y decidió participar en el proyecto junto con Netflix.

Por ahora se baraja la posibilidad de una segunda temporada. Creo que la historia la necesita. Ojalá que Netflix acepte renovarla para una segunda temporada porque seguro espectadores no le van a faltar, a pesar de las críticas. The OA sabe bien cómo jugar con el espectador, en ciertos momentos me parecía que el juego era un poco rebuscado pero creo que la serie cumple con su objetivo que es pensar sobre ella y querer ver cómo se desarrollaría en una siguiente temporada. Probablemente crezca y se supere o quizás se vuelva una sombra de su primera temporada. El tiempo dirá.

Dejo algunos links por acá, para quienes quieran saber más sobre la serie y el trailer:

Los creadores de The OA hablan sobre la serie

Entrevista a Brit Marling

13 detalles que posiblemente se te pasaron en The OA

Mi nueva serie: This is us

Descubrí esta serie en Nueva York hace pocas semanas, cuando un amigo de allá me dijo que debería verla. Me contó un poco la trama, que era de una familia, que había historias paralelas con saltos de tiempo. Nada fuera de lo común que me llamase la atención, sin embargo me quedó sonando en la cabeza el hecho de que el primer episodio lo hubiera emocionado hasta las lágrimas. Últimamente me he comenzado a interesar por las historias cuyo foco se centra en la familia. Quizás porque he escrito una sinopsis de proyecto con ese trasfondo y me interesa ver cómo otros guionistas han abordado esa temática.

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El sábado vi el trailer y ayer domingo vi los dos primeros episodios. La verdad me sorprendió gratamente. Muy buen guión, actuaciones exactas, un buen ritmo y siempre un factor sorpresa que hace que te enganches para el siguiente episodio. El piloto es de una ternura impresionante.

This is Us cuenta la historia de Jack (Milo Ventimiglia) y Rebecca (Mandy Moore), quien espera la llegada de sus trillizos. En el parto, uno de los tres bebé nace muerto y en el mismo hospital aparece un bebé de raza negra que fue abandonado en una estación de tren. Jack y Rebecca deciden adoptarlo. Paralelamente a esta historia, se ve en tiempo presente, la vida de los trillizos ya adultos en su cumpleaños número 36, cada uno con sus conflictos. Kate (Chrissy Metz) lucha contra su problema de obesidad mórbida, Kevin (Justin Hartley) se debate entre seguir o no en una sitcom estúpida donde solo explotan su físico y Randall (Sterling K. Brown), exitoso hombre de negocios entra en conflicto al descubrir el paradero de su padre biológico. Las historias de estos tres personajes se van hilando muy bien y los lazos familiares de la trama del pasado se complementan. Se van descubriendo aspectos de la vida de todos que dejan siempre con ganas de más para el siguiente capítulo.

Hoy pienso ver antes de dormir, al menos dos episodios más.

Acá dejo el trailer: