Una tarde/noche en La Rabieta

El clásico bar La París en el Hipódromo de Palermo en Buenos Aires, ahora tiene nuevo nombre: la Rabieta, y desde ahí lo que podemos esperar es un ambiente descontracturado, con buena música y una atención de primera. Nada mejor para un verano sofocante que unas cervezas heladas (y lo digo yo, que no soy cervecero).

IMG_7318

Fui a La Rabieta con unos amigos para pasar la tarde y noche. Atinamos a llegar en el  momento en que todo el equipo del bar hacía un simulacro de incendio, por lo que debimos esperar unos minutos que los aprovechamos observando el hipódromo. Ya dentro del bar, iniciamos con una cerveza artesanal Irish Red Ale y una Rabieta Golden, aprovechando el happy hoy de 18 a 21 (una pinta por 70 pesos). El espacio que es enorme, de grandes distancias y techos altos, logra un ambiente acogedor con el uso de madera en las mesas y en algunas paredes. Los amplios ventanales que decoran el bar permiten una gran entrada de luz y apreciar la vista verde del hipódromo. Caminando más hacia el interior del bar, el ambiente cambia. Se vuelve más íntimo, de iluminación tenue, con unas mesas largas para tomar una cerveza al paso. Se encuentra también la cocina, donde se exhiben con orgullo varios chorizos colgantes y grandes porciones de queso, al mejor estilo francés. Más hacia el fondo hay un tercer ambiente que es una especie de salón reservado para ocasiones especiales, con varias mesas grandes en diferentes lugares del espacio.

IMG_7315

Decidimos ubicarnos en el que sería el ambiente principal, cerca de la barra. A las seis de la tarde, había varias mesas ocupadas por gente de diferentes edades que a juzgar por sus trajes, estaban haciendo un after office. Algunos otros aprovechaban el lugar para hacer reuniones de negocios a la última hora del día, también algunos turistas llegaban atraídos por la fachada atractiva del espacio.

Uno de mis amigos decidió “merendar” primero por lo que se pidió un café con un cheesecake que vale decir estuvo delicioso. Esa textura suave en la que la jalea se difumina con la masa y el sabor transita entre lo dulce y lo salado. Siempre me pasa que la cerveza me da un poco de hambre así que además de devorarme la picada de maní, le eché mano al cheesecake. Lo siento, amigo.

IMG_7329

Más tarde, nos pedimos una picada para tres y aunque la mesera nos advirtió que podía ser mucho para nosotros aceptamos el desafío. No se equivocó en la advertencia. La picada fue abundante, con jamón ahumado, jamón serrano, aceitunas, pan artesanal, salame, queso azul, brie, roquefort, mozzarella, paté de hígado, humus y otras salsas que no logré identificar. La ubicación de cada ingrediente convertía a toda la tabla en una especie de cuadro que daba pena desarmar. Vale destacar la variedad de sabores que permitieron un maridaje interesante para charlar mientras probábamos esas diferentes combinaciones de quesos y jamones.

IMG_7331

Volvimos a pedir otra ronda de cervezas y esta vez agregamos una Rabieta American IPA. Aunque era buena, el sabor resultó demasiado fuerte. Agradecí no haber sido yo el que la pidió.

Ir a La Rabieta fue un grato descubrimiento. Las cervezas de la casa superaron mis expectativas con sus sabores atrevidos y con mucho volumen. Aunque se encuentra en una zona muy top de Palermo, los precios del lugar son modestos y adecuados. Sin duda es un bar que vale la pena visitar una y otra vez. Con seguridad volveré en mi próxima visita a Buenos Aires pero exclusivamente por la noche, cuando la música cambia, cuando el ambiente de luces tenues se apodera del bar y cuando el murmullo, las charlas entrecortadas, las risas ocasionales se ponen a tono con el eventual choque de jarros de cervezas para celebrar por un encuentro, por un año más o por la vida misma.

A discover

Every book has its own time. I «discovered» a few days ago a book I bought at the beginning of 2016. I knew the book was great but I was enchanted by another books and suddenly I forgot it.

At the end of the last week I decided to throw away many folders, papers and I found tIMG_7861hat book. It calls The Anatomy of Story, by John Truby. The author reveals some secrets to tackle the huge work of writing stories. I bought it for a course I had to prepare in that time. The last week I started to read it and I found it amazing. I said to myself: «Why didn’t read it before?» There’s no a logical answer.

Everything on the book is making sense right now. It’s as if the book is telling me what to do in my craft (as a writer) right now.  I’ve decided to chose some excerpts from the book to share with my students in a short course I have to prepare for this week. I think is gonna be nice to discuss some advices that Truby gives to the screenplayers.

As I said, books have their own time and this book had to reveal it to me just now. I’m very grateful  to be ready to read/hear/understand the book.

 

Saudade de Domingo #76: ¿Por qué soy docente?

processes_v1-2Hay un proverbio chino que dice «quien puede lo hace, quien no, lo enseña», como una suerte de satisfacción de por lo menos contribuir con la formación de otro si es que no se puede ejercer lo que aprendiste. En algunos círculos se suele pensar que el profesor es un poco eso, alguien que no pudo o aun no ha podido consagrarse profesionalmente y por tanto desemboca su saber en el aula de clase. En mi caso particular no soy docente porque no te tenido de otra. Yo he elegido serlo por vocación, por un deseo profundo, por considerar a la enseñanza una forma de contribuir con la ciudad donde me desenvuelvo.

Enseñar es un acto de humildad. Es ponerse al servicio del otro, ser generoso en la transmisión del conocimiento. Es también estar consciente que no se sabe todo, que como docente uno tiene ciertos límites y que en ocasiones son los estudiantes quienes enseñan. A momentos me obligan a replantearme conceptos, de entrar en conflicto con lo que creo y lo que no. Y en ese conflicto, aprendo, renuevo ideas, aprendo cómo encarar nuevas situaciones sobre la marcha.

Ser profesor es un oficio que nunca se agota. Es muy parecido al teatro en el sentido que uno tiene un guion de lo que pretende abordar en esa sesión, pero en el aula todo puede pasar y a veces toca improvisar, olvidar el texto, entregar los huesos, repetir una y otra vez cómo funciona la teoría de sistemas, cómo se construye la paradoja de un personaje, qué diferencia hay entre escaleta y tratamiento. Repetir, buscar nuevos caminos de entrada hasta que se diluya el terror que produce un concepto nuevo.

BA-Certification-courseLa mayor satisfacción que puedo tener como docente es ver a los estudiantes poner en práctica aquello que han aprendido en clases. Verlos discutir entre ellos utilizando el nuevo léxico aprendido, relacionando la teoría con la práctica. No importa que no me agradezcan al final. No enseño para ser rock star o figura de culto. Cumplo con mi trabajo y mi preocupación siguiente es siempre el nuevo ciclo de clase que me toca preparar. Como profesor me gusta estar a disposición donde me necesiten, prepararme y acudir a la defensa de las fronteras de la educación. Revisar películas para aplicar en talleres de aprendizaje, seleccionar textos para discutir en clase, leer el día a día de la ciudad para analizar desde el campo comunicacional y artístico qué nos sucede como sociedad.

Ser profesor me pone en un constante desafío, me mantiene alejado de la zona de confort. Con la enseñanza aprendo cada día más de mí y también sobre este oficio que  no sé hasta cuánto lo ejerceré. En todo caso, en ejercicio o no de la docencia, el aula de clases será siempre mi hogar, mi escenario, mi patria.

Tarde de verano en El Banderín

IMG_7258Había escuchado hablar de este bar en muchas guías de viaje. En varios sitios web lo colocan como uno de los lugares imprescindibles para visitar en Buenos Aires. Claramente no tiene la fama que puede tener El Tortoni, donde encontrar una mesa puede ser todo un parto complicado, pero por la fotos pude observar que El Banderín era en un bar que valía la pena visitar. Me bajé en la estación Gardel de la línea B, salí por el Abasto Shopping y con la ayuda del GPS, llegué hasta Guardia Vieja 3601, en pleno Almagro. Fue fácil identificar el bar entre los demás de la zona por sus letras pintorescas de fileteado porteño. Aunque pequeño, es un bar con mucha personalidad, clavado en toda la esquina de Guardia Vieja y Billinghurst.

Las mesitas afuera del bar sobre la vereda, la ocupaban los eventuales turistas y locales que acuden por unas cervezas bien frías y así equilibrar el calor sofocante del verano. El día de mi visita hubo una sensación térmica de 38 grados, por lo que unas birras caían perfecto para ese momento.

IMG_7262Ya en el interior del bar, que por las tardes funciona más como un café, banderines de clubes de todo el mundo decoran todas las paredes del lugar, en especial en la parte de la barra. Aunque no había música en el espacio, el sonido ambiente se llenaba con el bajo volumen de un partido de fútbol y la charla del encargado con uno de los meseros.  La política y la vida en el barrio, eran sus temas principales de conversación, como suele suceder en cualquier barrio porteño que se respete.

A pesar del verano, el espacio está bien aireado y nunca sentí calor. Como de costumbre, me pedí como merienda un café con leche y medialunas, mientras observaba cómo caía el sol en Almagro. La zona ha tenido un resurgimiento turístico y hay bares, restaurantes típicos por todas las calles aledañas. Una visión muy diferente a la que se puede tener del modernísimo Abasto Shopping, anclado en una zona tanguera, cuna de Gardel.

IMG_7263

Luego me pedí una cerveza Patagonia, que por lejos es mejor que la Quilmes tradicional (Lo siento por los fans). No la había probado anteriormente así que fue todo un descubrimiento tomarla y mucho más en esos 38 grados a las siete de la tarde (tarde, porque el sol se oculta pasadas las 8 en verano). Al pedir la cuenta, como en muchos bares de San Telmo, el desglose del pedido junto con los valores, se hizo en el momento, a puño y letra. La atención del lugar, vale destacar, fue excelente.

Ya a la salida del bar pasé por una tienda de encurtidos llamada La Casa de las Aceitunas, un lugar hermoso donde  las aceitunas de almacenan en barriles gigantes. Las hay de todos los colores, formas y texturas. Fue difícil elegir cuáles llevar. Los dueños generosamente me dieron a probar muchas de las aceitunas. Al final me llevé aceitunas de varias clases, un aceite de coco, un chimichurri casero, unas alcaparras y unas macadamias.

Volviendo a El Banderín, debo decir que sin duda alguna es uno de esos must de la ciudad que no se puede dejar pasar. Superó ampliamente mis expectativas. Es un lindo lugar leer para leer, escribir, charlar. Me llevo un grato recuerdo de este espacio y me quedo con las ganas de volver a visitarlo en el futuro, sobre todo ya en la noche, donde seguramente tiene una movida muy diferente.

El gym y la escritura

Pueden parecer cosas opuestas pero ir al gym me resulta un combustible para escribir. Pongo el cuerpo a trabajar, midiéndose con las pesas, las mancuernas y mi cabeza empieza a fantasear. Las ideas se presentan, personajes se dibujan o voy perfilando historias que me gustaría trabajar. Someter al cuerpo a una actividad mecánica me permite disociarlo de la cabeza por unos minutos.

Hoy volví al gym luego de dos semanas de «descanso». Las vacaciones en Buenos Aires fueron también un momento de ocio para los músculos. Aunque me sentía un poco duro hoy, el cuerpo recordó los ejercicios y tuve la sensación de reencontrarme con ese dolor placentero que produce el músculo agotado. Algo similar como cuando se escribe por varias horas. Una sensación de pequeño hastío pero con la satisfacción de haber sacado un poquito lo que en el interior se llevaba como una masa indefinida. El gym es la oportunidad para reencontrarme, de mirar mi cuerpo, de sentirlo y en la medida de lo posible me encuentro con mis personajes.

f59e54b1af4447ddbf5be48351b47d6b

Ya en la última parte de la rutina, cuando hago cardio, viene por así decirlo el «delirio». El movimiento mecánico de la caminadora enchufado al iPod me hace volar, imaginar a personajes hastiados de sus rutinas y que dejan el alma en las máquinas. Personajes que tras una decepción amorosa no encuentran nada mejor que herir sus músculos con más peso del adecuado, que astillan sus piernas con ejercicios excesivos, que rompen sus bíceps para no llorar ante una despedida no programada. El gym es un escenario democrático donde todos convergen y buscan sanarse al menos en el cuerpo. Del alma ya se encargarán otros lugares.

Y así entre músculos adoloridos, entre pesas que rebotan en el piso, rostros contraídos, aire enrarecido de sudor y canciones electrónicas que buscan motivar a los caídos, transcurren los personajes del gym. Esperan sin saberlo, que alguien los escriba para que la sesión de ese día al menos haya valido la pena.

Viajar, siempre

viajar

Si ellos lo dicen, hay que hacerles caso. Nada más terapéutico que viajar, transitar territorios, tomarle el pulso a la ciudades. Hace parte del viaje perderse en las calles como laberinto, titubear en un idioma extranjero, confundir un gesto con una falta de respeto, lastimar al estómago con un plato local pesado. Todo suma en la experiencia de viajar, que para mí en lo personal empieza desde el momento en que compro un ticket aéreo. Nada más hermoso y arriesgado que elegir un nuevo destino.

Recientemente estuve, por enésima vez, en Buenos Aires y como de costumbre la ciudad me sorprendió. En esta ocasión conocí varios lugares interesantes que voy a ir compartiendo en los próximos días. Cada lugar nuevo que visito en Buenos Aires, me hace plantearme la pregunta: ¿Por qué no conocí este sitio antes?

Es la magia de viajar y de volver a viajar, una y otra vez.

Saudade de Domingo #75: La vida como un planning

El tiempo es el mismo para todos, pero algunos pueden hacer mucho y otros casi nada. La clave, según dicen, es la organización, planificar las actividades en orden de prioridad y facilidad para resolver. Varios son los gurúes, especialmente norteamericanos, que dan una serie de recetas infalibles para cumplir las metas semanales, mensuales y anuales. ¿Son efectivas realmente? ¿Son tan rígidas como parecen? Me parece que depende de cada uno hasta dónde dejamos que la planificación gobierne nuestra vida y cuándo damos paso a lo imprevisto, a lo sorpresivo. Sí, la vida está llena de sorpresas que no pueden predecirse en un calendario.

IMG_0691 2De cualquier manera, este año me he propuesto estructurar un poco mi vida a modo de planning. Cuando hice el balance del 2017, me di cuenta de la cantidad de cosas que había hecho pero al recordarlas, las veía como actividades dispersas, intermitentes, y tediosas. A pesar de que tuvieron buenos desenlaces me dejaron extenuado. Al final de muchas de esas actividades pensaba que si me hubiera organizado con mayor antelación, no habría sufrido tanto en el proceso. De modo que en las últimas semanas del 2017, me di a la tarea de buscar las mejores maneras de encarar el 2018. Y entre esas horas de búsqueda llegué a un libro muy conocido Getting things done, que es básicamente un manual de acción para llevar una vida más organizada y menos agitada y Your Best Year 2018, que se edita cada año y que es una agenda de trabajo pensada tanto para la parte de negocios como para la vida personal.

Lisa Jacobs, la autora de Your Best Year…, viene trabajando en estos manuales desde el 2015. Si bien empezaron con un sesgo más hacia los negocios, en las últimas ediciones y en particular en esta del 2018, se puede, si se desea, utilizar la agenda sólo para organizar la vida personal. En la primera parte del libro, la autora insta a responder una serie de preguntas para hacer un balance de lo que fue el año anterior (2017), con las fortalezas y debilidades. A partir de eso se elaboran las metas para el 2018, que luego se van desglosando en actividades más pequeñas para realizar de forma mensual o semanal.

A primera vista me dio un poco de susto ver los calendarios mensuales acompañados de un Check List de las actividades realizadas, pero ya hilando fino, me parece genial llevar una bitácora de todo lo que iré haciendo en el año. Pienso en el progreso de mis clases, de los guiones y de los cuentos que me he propuesto escribir este año. En este plan también quiero incluir las series, películas y libros que leo. No con el afán de leer más o ver más, simplemente para llevar un registro de mis consumos.

No pretendo ser un esclavo del planning, daré un poco de espacio para aquello imprevisto que surja, pero sí me gustaría tener hacia el final del año un listado fehaciente de la mayor parte de las cosas que hice en este 2018. Preveo un año bastante movido así que prefiero anticiparme en la organización.

Como dos extraños

black-mirror-hang-the-dj-2

No quiero tus migajas, ni el cansancio de tus caminos fallidos. Ya lo viví, lo digerí, lo escupí y me propuse mil veces no volver a caer.

Quiero otros labios que me seduzcan, otra piel que me erice y una página en blanco para escribir alguna historia.

Duró tan poco nuestra página, como los escasos renglones de una A5. Fue un tiempo fugaz que quisimos estirar, tratando de encontrar un sabor a aquella esencia jugosa que se extinguió en los últimos abrazos.

Hoy no volviste a escribir. Se te olvidó, me dijiste. Tu ausencia sólo precipitó el final de la partida. Nos perdimos, no ganamos. Había que salir sin demora para no provocar algún final lacrimógeno. Te escribí unas cuantas líneas porque sabes que me expreso mejor enterrando la tinta en el papel.

No sé la impresión que te causaron mis palabras porque te bloqueé de todas las redes posibles. No quedó nada de ti, nada de nosotros. Te convertiste en un sueño extraño que pudo haber sido real. Me devoré tus migajas, tus frases dulzonas extraídas de películas melodramáticas y con un aire de recuerdo sentencié el final de esta historia no nacida.

Espero olvidar tu registro.