Del teatro y la docencia

Hay veces en la vida, en cualquier ámbito, en que uno hace una parada, se sitúa y desde ese punto de vista, observa, analiza, mira. Observas tu entorno y es entonces cuando reflexionas, agradeces o aborreces tu situación. Normalmente el ritmo frenético del mundo occidental no permite pensar, sólo hay una orden, una ejecución automática para acelerar procesos. ‘Agilitar’ como suelen decir en mi trabajo convencional de oficina. Cada vez que oigo esa palabra me da horror. Sé bien que agilitar es sinónimo de cortar, de interrumpir, de olvidarse del otro y sopesar la ‘gran misión, ‘el gran trabajo del día’.
Este mes de diciembre ha llegado con una serie de aflicciones, dudas, tareas impostergables y con un camino difuminado que quiero seguir aun cuando no sé lo que me depara. Navego en incertezas, en aguas desconocidas, pero no temo, al menos no ahora. Estoy en alerta, como un actor en escena, quien luce relajado en su performance pero que está muy atento a la respuesta del otro. El otro. Ese ser en el que me miro, en el que me reflejo. Los otros, los espectadores, los alumnos…
Hoy me he observado. Suelo hacerlo regularmente pero hoy me vi de otra forma. Me enfrenté como todas las noches a mi sala llena (de alumnos). No pude evitar relacionarlos a ellos como el público expectante que observa, que busca una identificación con la obra de teatro.
Así como el actor, como profesor siento que he hecho un gran desempeño esa noche. Hay otras noches en que la función no sale tan buena, sea por mí, sea por el público (alumnos), o por el texto (la materia). Sin embargo es tan maravilloso, tan catártico cuando esos tres elementos confluyen en armonía. Se forma una energía que alguien externo puede sentir esa comunión. Comunión, me gusta esa palabra. Alejándola del contexto religioso, me interesa por el sentido de unión, de compartir algo. Es lo que sucede en un aula de clases, es lo que sucede en el teatro.
Hoy pude palpar de cerca la importancia que como actor (profesor) tengo sobre el escenario (aula) y el impacto que ocasiono en el espectador (alumno). Una espectadora luego de la función (clase) se me acerca y me pide que lea el escrito que hizo a partir de lo que observó. Esperé a estar en soledad para leer y me encontré con un universo que me obligó a re-observarme. Soy consciente de mis capacidades pero pude ver lo gratificante que es para ciertos espectadores asistir a la función. Se entregan, participan, ríen, aprenden, cuestionan. Y esa espectadora me escribió que la obra (la materia) le está cambiando la manera de verse, de enfrentar sus problemas. No sé si la obra que monto cada jueves tiene esas bondades. De todas formas, al leer sus líneas me remonté a mi época estudiantil, a mi primer encuentro responsable con el teatro, cuando vi una obra que me desencajó, que me llenó de incertezas y dudas. Esa obra me cambió la vida.
Hoy me vi un poco en esa espectadora. Ella me ha hecho reflejarme, verme como actor.
Definitivamente una de las cosas mejores de enseñar es poder palpar cuando a un alumno le ‘llega’ lo que le enseñas y siente que obtiene una respuesta a algo que antes no lograba descifrar. Es cierto también que hay malos espectadores, que están con celular en plena función y que van para ‘cumplir’, pero cuando me encuentro con espectadoras como la de hoy, reflexiono y me enorgullezco de hacer lo que hago. De quemarme las pestañas ideando talleres, armando diapositivas aunque no me guste, pensando en películas para mostrar. Por aquellos espectadores responsables es que sigo en el escenario, dando lo mejor de mí.
Durante estos años de convivencia con el teatro y la docencia, me convenzo más que la labor de ‘ser’ profesor es un proceso muy parecido al de creación de teatro. Se arma un montaje, una propuesta pero va cambiando con el ‘público’, va mutando, va cambiando, se va enriqueciendo en el hacer y una función (clase) nunca es igual a otra.
Gracias mi querida espectadora por hacerme reflexionar esta noche. Espero verte en la platea como siempre, a las 19, dispuesta a dejarte llevar por la obra y por brindarme la oportunidad de conflictuarme en el escenario.

El olor del teclado


No me resisto. Es un elixir, un estimulante, un afrodisíaco literario. Posee alguna especie de feromona aun no descubierta que me embriaga cuando deslizo los índices de mis dos manos sobre las teclas. Aquel sonido acompasado se mueve al ritmo de los personajes que gritan por expresarse o mis propios demonios que luchan por abandonar mi cuerpo.


El teclado me encandila, mucho más cuando en determinados momentos en los que suelo desconectarme me dejo llevar por el amor genuino que tiene mi teclado. A veces cierro los ojos y me vuelvo etéreo. Puedo tocar mis sentimientos, acariciar mis ideas, tocar las metáforas, las palabras esdrújulas, graves y agudas. Pasado los escasos segundos de trance abro los ojos y me encuentro con una pantalla en blanco con el cursor titilante. Espera mis instrucciones. Ocasionalmente cuando el olor del teclado me embriaga de letras, suelo llenar líneas de alguna cosa lúdica, vacía o fértil que en conjunto forman retratos de momentos hilarantes o de horizontes sin gloria.

Unas cuantas letras olvidadas en el tintero

Me he descuidado. Quiero decir, ando repartido en tantos roles en los que comparto millares de objetivos, que de alguna manera he descuidado ciertas cosas. A veces una imagen, una canción o una mirada obligan a observar, a ver fuera de sí mismo y simplemente ‘mirar’.

Las señales van apareciendo, se manifiestan sin un mayor conflicto. Todo está ahí, tan evidente cuando parecía tan complicado, tan lleno de retórica. En fin, hay muchas letras que han quedado en el ambiente y no puedo decir ‘perdidas’, sino ‘olvidadas’ que es aun peor, porque teniendo conciencia de su existencia, las he dejado suspendidas.

Y es así como llega un ahora, un presente y debo escoger entre mis libres elecciones (¡Maldito Sartre!). Entre todas estas disyuntivas en las que me encuentro inmerso, he vuelto a recordar Buenos Aires, ese bullicio, ese aroma que no escapa de mi memoria. Te extraño amada, me haces falta y extraño también ese yo que fui mientras me acogías tiernamente en tu regazo.

Cuando me obsesiono…

Cuando me obsesiono, pierdo la cordura, me vuelvo egoísta, el ‘yo’ se hace presente y todo aquello que salga de mi perímetro se vuelve mi enemigo o peor aun, me resulta indiferente.


Cuando me obsesiono. no hay deidad ni ente sobrenatural que pueda regirme u orientarme. Me enfrento a una batalla campal con la nada y con el todo. Persisten las imágenes en las que veo mi meta, sigo adelante con sed, con hambre y la presión en las venas me dicen que frene mis ansias, al menos por esta noche.


Cuando me obsesiono, no duermo. Por ello me preocupa cuando caigo en el insomnio. Es ahí cuando veo que no tengo nada controlado y vuelvo entonces a armar y desarmar estrategias. Se me seca la garganta aun sin pronunciar palabras. Y bebo litros y litros de agua en un intento desesperado por calmar la sed de mi perturbada alma.


Cuando me obsesiono me asaltan ideas. A veces relacionadas con la meta deseada. Otras veces son ideas que sólo me llevan a otros grados de abstracción. Recuerdo entonces otras metas olvidadas y me repito a mí mismo, sólo para calmarme ¨Luego de esto, concretaré esa idea¨.


Cuando me obsesiono, usualmente escribo pero también suelo bloquearme ante las letras. Las palabras se tornan escurridizas o por el contrario se van hilvanando entre mis dedos, aumentando más la ansiedad por esa meta. Sudo con frío ante una pantalla en blanco y a veces me lleno leyendo poesía.


Cuando me obsesiono, mi mente divaga y cuando menos lo espero se ha ido en busca de otros sueños. Me es difícil agarrarla y forzarla a seguir conmigo. Para aquellos momentos he diseñado una cajita, una muy pequeña, de vidrios oscuros y cóncavos, en donde la encierro hasta que aquiete del todo. Mientras tanto yo, sin mente que me gobierne, me dedico a metacomunicarme, a buscar entendimiento, sin la mala influencia de mi mente, que usualmente, cuando quiere, carcome lo que pienso, lo que hago o lo que digo.

Mis Títulos Favoritos

Confieso que me emocionan los títulos de las películas, aun cuando no las he visto!!! Me permite imaginar cualquier cosa!! Muchas veces cuando ya la vi, me decepcionaron porque esperaba más por su título o por el contrario, la trama superaba al título. Estos son los títulos que más me gustan. Claro que faltan muchos más pero son los que empezaron a saltar a mi mente produciendo nuevas imágenes para mi propio sembrío creativo.
Cenizas del Paraíso
Utopía
La Historia Oficial
Dans Paris
Cinema Paradiso
Los Abrazos Rotos
Todo sobre mi Madre
La Mala Educación
Sueños de Shanghai
Las Viudas de los Jueves
El Telón de Azúcar
El Secreto de sus Ojos
Crónicas
Los Amores de Kafka
Irreversible
Psicosis
Bailarina en la Oscuridad
Los Idiotas
Nacido el 4 de Julio
La Soga
Terciopelo Azul
La Flor de mi Secreto
Las Horas
La Piel que Habito
Inglorious Basterds
El Mismo Amor, la misma Lluvia
La Meglio Gioventù
La Mancha Humana
The Reader
O Magnata
Los Espigadores y la Espigadora
Quase um Tango
Le Temps qui Reste (El Tiempo que Queda)
Karakter
Vier Minuten (Cuatro Minutos)
Manuale D’Amore
XXY
Sin City
Les Plages D’Agnès
El Lado Oscuro del Corazón
La Doble Vida de Verónica

Las Fotos Duelen

Escuchaba Sigur Rós mientras te miraba en mis fotografías. Tu rostro se me antojó más frágil, menos rígido y vi en tus ojos un extraño brillo, una lejanía que anticipaba lo que sucedería. No estás más y aun no sé si vuelva a verte… A momentos olvido tu voz y en mi mente tu imagen se va haciendo cada vez más difusa… Al ver tus fotos otra vez te he mirado diferente… con extrañeza, como si no te hubiera visto nunca… Te sentí más lejos y me has incomodado. Preferí cerrar las fotos y evocarte en mis recuerdos empañados… Aunque te vaya perdiendo, me duele más verte en fotografías.
Puede que en alguna hora impensada ya no tenga una imagen en mí para recordarte. Entonces será cuando deba escribirte, aunque sea para tenerte entre metáforas, aun cuando sepa que nunca responderás a mis letras.

De Tiempos y Fotogramas

Los fotogramas me agobian, me acusan, me encadenan, me atan… Son pequeños fragmentos de vidas, de personas, de frases que quedan capturados y que al ser montados uno tras otro provocan conmoción, decepción o apenas un leve suspiro de nostalgia.
Tengo fotogramas que no he resuelto, que no he mirado de frente, que devanean entre las memorias virtuales dispersas en mi mesa de trabajo. Esperan, inclementes al tiempo, un destino, una posteridad. Y yo estoy ahí frente a ellos, cual creador impotente, sin darles un destino o sin dejarles forjar su propio camino. Esta noche me asaltaron unos fotogramas rebeldes. Me han removido todo, me han dejado en lágrimas recordando lo mucho que costó encuadrarlos. Me he conflictuado, me he reconstruido en fracción de segundos. El tiempo en el cine es sólo subjetivo. No hay pasado, no hay futuro, no hay años. Solo un ahora eterno que no responde a las leyes naturales. Mis fotogramas viven conmigo hace mucho tiempo, pero nacen y renacen ante mis ojos, como también también lo harán ante tus ojos. Los personajes vivirán, se odiarán, llorarán y morirán una y otra vez con el reverse o con el rewind. Los escenarios pasarán de azules a grises, de amarillos a violetas. Las melodías se perderán en el ocaso de la mente. El tiempo habrá perdido su batalla. La ficción contenida en los fotogramas danzará sobre él. Desafiará todo principio, toda posesión…
Sin embargo, necesito un poco de tiempo para darle posteridad a estos fotogramas… Sólo un poco más, para luego burlarme de él y dejar que la ficción se magnifique y viva a su ritmo entre adrenalina y cadencias ralentizadas.

Reflexiones de medianoche

…Helena sigue aquí. Pierre aunque siempre se va, permanece aquí. Helena siempre espera siguiendo cabalmente la herencia de su nombre. Pierre es ese otro yo que siempre vuela y que cree que algún día volverá.

…La lengua (el idioma) es un pretexto. Lo que me interesa realmente es la fonética, el sonido que genera el texto y que le apunta color al sentimiento, a la emoción que busco abordar.

… Siempre he tenido la impresión que al abrir la puerta de mi cuarto voy a encontrar a una mujer con un cuchillo dispuesta a apuñalarme en el rostro…

Confessioni

Oggi mi sono svegliato con voglia di fare qualcosa diversa. Il mio cervello ed il mio cuore non riposano mai. Oggi voglio scrivere su di me, su di te, su di lei. Nuove sensasioni, nuove storie aspettano la partenza per uscire liberati al mondo. In questo momento sono un po’a rrabbiato con me stesso perché dovrei concentrarme nel mio presente. Ma non posso, devo fantasiare e creare. Non importa se soltando racconto la stessa storia, la stessa donna. Sono felice così e oggi scriverò, leggerò e dopo farò qualcosa con le imagini.

Saudade de Terça Feira…

Saudade, saudade… Saudade, saudade… às vezes seria melhor tirar esse sentimento de mim e ficar sem emocao. Mas não posso… Sempre terá música, imagens, cheiros, sons que me lembrarão de pessoas, de momentos inesquecíveis…
Em momentos como agora, prefiro me mergulhar nas minhas letras, chorar calado, me esconder nos meus óculos e olhar só pra a tela… Me esqueço do mundo, do trabalho e me deixo levar pela música, pelos personagens, pelas pessoas maravilhosas que já conheci… Me afogo, sim, muito…Lembrar doi, mas é a minha memória. A lembrança torna-se o melhor homenagem para aquelas pessoas e coisas que já não estão mais comigo… Eles merecem estar nos meus pensamentos em uma voz, em uma cor, em um livro, em vários personagens…

Tenho saudade, estou com saudade, sou saudade…

Je te déteste saudade…