Autor: saudade86
El olor del teclado
No me resisto. Es un elixir, un estimulante, un afrodisíaco literario. Posee alguna especie de feromona aun no descubierta que me embriaga cuando deslizo los índices de mis dos manos sobre las teclas. Aquel sonido acompasado se mueve al ritmo de los personajes que gritan por expresarse o mis propios demonios que luchan por abandonar mi cuerpo.
El teclado me encandila, mucho más cuando en determinados momentos en los que suelo desconectarme me dejo llevar por el amor genuino que tiene mi teclado. A veces cierro los ojos y me vuelvo etéreo. Puedo tocar mis sentimientos, acariciar mis ideas, tocar las metáforas, las palabras esdrújulas, graves y agudas. Pasado los escasos segundos de trance abro los ojos y me encuentro con una pantalla en blanco con el cursor titilante. Espera mis instrucciones. Ocasionalmente cuando el olor del teclado me embriaga de letras, suelo llenar líneas de alguna cosa lúdica, vacía o fértil que en conjunto forman retratos de momentos hilarantes o de horizontes sin gloria.
Unas cuantas letras olvidadas en el tintero
Me he descuidado. Quiero decir, ando repartido en tantos roles en los que comparto millares de objetivos, que de alguna manera he descuidado ciertas cosas. A veces una imagen, una canción o una mirada obligan a observar, a ver fuera de sí mismo y simplemente ‘mirar’.
Las señales van apareciendo, se manifiestan sin un mayor conflicto. Todo está ahí, tan evidente cuando parecía tan complicado, tan lleno de retórica. En fin, hay muchas letras que han quedado en el ambiente y no puedo decir ‘perdidas’, sino ‘olvidadas’ que es aun peor, porque teniendo conciencia de su existencia, las he dejado suspendidas.
Y es así como llega un ahora, un presente y debo escoger entre mis libres elecciones (¡Maldito Sartre!). Entre todas estas disyuntivas en las que me encuentro inmerso, he vuelto a recordar Buenos Aires, ese bullicio, ese aroma que no escapa de mi memoria. Te extraño amada, me haces falta y extraño también ese yo que fui mientras me acogías tiernamente en tu regazo.
Cuando me obsesiono…
Cuando me obsesiono. no hay deidad ni ente sobrenatural que pueda regirme u orientarme. Me enfrento a una batalla campal con la nada y con el todo. Persisten las imágenes en las que veo mi meta, sigo adelante con sed, con hambre y la presión en las venas me dicen que frene mis ansias, al menos por esta noche.
Cuando me obsesiono, no duermo. Por ello me preocupa cuando caigo en el insomnio. Es ahí cuando veo que no tengo nada controlado y vuelvo entonces a armar y desarmar estrategias. Se me seca la garganta aun sin pronunciar palabras. Y bebo litros y litros de agua en un intento desesperado por calmar la sed de mi perturbada alma.
Cuando me obsesiono me asaltan ideas. A veces relacionadas con la meta deseada. Otras veces son ideas que sólo me llevan a otros grados de abstracción. Recuerdo entonces otras metas olvidadas y me repito a mí mismo, sólo para calmarme ¨Luego de esto, concretaré esa idea¨.
Cuando me obsesiono, usualmente escribo pero también suelo bloquearme ante las letras. Las palabras se tornan escurridizas o por el contrario se van hilvanando entre mis dedos, aumentando más la ansiedad por esa meta. Sudo con frío ante una pantalla en blanco y a veces me lleno leyendo poesía.
Cuando me obsesiono, mi mente divaga y cuando menos lo espero se ha ido en busca de otros sueños. Me es difícil agarrarla y forzarla a seguir conmigo. Para aquellos momentos he diseñado una cajita, una muy pequeña, de vidrios oscuros y cóncavos, en donde la encierro hasta que aquiete del todo. Mientras tanto yo, sin mente que me gobierne, me dedico a metacomunicarme, a buscar entendimiento, sin la mala influencia de mi mente, que usualmente, cuando quiere, carcome lo que pienso, lo que hago o lo que digo.
Mis Títulos Favoritos
Las Fotos Duelen
Escuchaba Sigur Rós mientras te miraba en mis fotografías. Tu rostro se me antojó más frágil, menos rígido y vi en tus ojos un extraño brillo, una lejanía que anticipaba lo que sucedería. No estás más y aun no sé si vuelva a verte… A momentos olvido tu voz y en mi mente tu imagen se va haciendo cada vez más difusa… Al ver tus fotos otra vez te he mirado diferente… con extrañeza, como si no te hubiera visto nunca… Te sentí más lejos y me has incomodado. Preferí cerrar las fotos y evocarte en mis recuerdos empañados… Aunque te vaya perdiendo, me duele más verte en fotografías.
Puede que en alguna hora impensada ya no tenga una imagen en mí para recordarte. Entonces será cuando deba escribirte, aunque sea para tenerte entre metáforas, aun cuando sepa que nunca responderás a mis letras.
De Tiempos y Fotogramas
Los fotogramas me agobian, me acusan, me encadenan, me atan… Son pequeños fragmentos de vidas, de personas, de frases que quedan capturados y que al ser montados uno tras otro provocan conmoción, decepción o apenas un leve suspiro de nostalgia.
Tengo fotogramas que no he resuelto, que no he mirado de frente, que devanean entre las memorias virtuales dispersas en mi mesa de trabajo. Esperan, inclementes al tiempo, un destino, una posteridad. Y yo estoy ahí frente a ellos, cual creador impotente, sin darles un destino o sin dejarles forjar su propio camino. Esta noche me asaltaron unos fotogramas rebeldes. Me han removido todo, me han dejado en lágrimas recordando lo mucho que costó encuadrarlos. Me he conflictuado, me he reconstruido en fracción de segundos. El tiempo en el cine es sólo subjetivo. No hay pasado, no hay futuro, no hay años. Solo un ahora eterno que no responde a las leyes naturales. Mis fotogramas viven conmigo hace mucho tiempo, pero nacen y renacen ante mis ojos, como también también lo harán ante tus ojos. Los personajes vivirán, se odiarán, llorarán y morirán una y otra vez con el reverse o con el rewind. Los escenarios pasarán de azules a grises, de amarillos a violetas. Las melodías se perderán en el ocaso de la mente. El tiempo habrá perdido su batalla. La ficción contenida en los fotogramas danzará sobre él. Desafiará todo principio, toda posesión…
Sin embargo, necesito un poco de tiempo para darle posteridad a estos fotogramas… Sólo un poco más, para luego burlarme de él y dejar que la ficción se magnifique y viva a su ritmo entre adrenalina y cadencias ralentizadas.
Reflexiones de medianoche
…Helena sigue aquí. Pierre aunque siempre se va, permanece aquí. Helena siempre espera siguiendo cabalmente la herencia de su nombre. Pierre es ese otro yo que siempre vuela y que cree que algún día volverá.
…La lengua (el idioma) es un pretexto. Lo que me interesa realmente es la fonética, el sonido que genera el texto y que le apunta color al sentimiento, a la emoción que busco abordar.
… Siempre he tenido la impresión que al abrir la puerta de mi cuarto voy a encontrar a una mujer con un cuchillo dispuesta a apuñalarme en el rostro…
Confessioni
Oggi mi sono svegliato con voglia di fare qualcosa diversa. Il mio cervello ed il mio cuore non riposano mai. Oggi voglio scrivere su di me, su di te, su di lei. Nuove sensasioni, nuove storie aspettano la partenza per uscire liberati al mondo. In questo momento sono un po’a rrabbiato con me stesso perché dovrei concentrarme nel mio presente. Ma non posso, devo fantasiare e creare. Non importa se soltando racconto la stessa storia, la stessa donna. Sono felice così e oggi scriverò, leggerò e dopo farò qualcosa con le imagini.
Saudade de Terça Feira…
Saudade, saudade… Saudade, saudade… às vezes seria melhor tirar esse sentimento de mim e ficar sem emocao. Mas não posso… Sempre terá música, imagens, cheiros, sons que me lembrarão de pessoas, de momentos inesquecíveis…
Em momentos como agora, prefiro me mergulhar nas minhas letras, chorar calado, me esconder nos meus óculos e olhar só pra a tela… Me esqueço do mundo, do trabalho e me deixo levar pela música, pelos personagens, pelas pessoas maravilhosas que já conheci… Me afogo, sim, muito…Lembrar doi, mas é a minha memória. A lembrança torna-se o melhor homenagem para aquelas pessoas e coisas que já não estão mais comigo… Eles merecem estar nos meus pensamentos em uma voz, em uma cor, em um livro, em vários personagens…
Tenho saudade, estou com saudade, sou saudade…
Je te déteste saudade…

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