Hay Momentos…

Hay momentos en los que prefiero callar, escuchar a quien sabe más que yoy a quien cree tener la razón sobre algo… Me reconfortará nutrirme al dejar que el alma del otro desahogue su fuero interior…

Hay momentos en los que elijo hablar, teniendo la certeza de que mis palabras serán bienvenidas para seres que necesitan escuchar una opinión o que buscan despertar una fibra de su corazón más allá de lo que la vida soft les pueda dar.

Hay momentos en los que siento que es hora de escribir, de sentarme un instante, aislarme del mundo y reconstruir una realidad para llevarla a la ficción… Hacer poesía con las palabras como una forma de salvarme y de salvar a quienes me quieren cuerdo…

Hay momentos en los que prefiero reír, como si intentara escapar a la formalidad autoimpuesta que muchas veces rige mi día a día. Una sonrisa abre mundos, me permite conocer realidades y también penurias disfrazadas…

Hay momentos en los que decido llorar, sabiendo que me vuelvo vulnerable ante ojos de otros. A veces prefiero un bossa nova de fondo, a alguna melodía de habla portuguesa que me ponga en sincronía con las notas de mi propio universo…

Hay momentos en los que quisiera tener atrofiada la región cerebral que regula las emociones, para de esa manera no tener que sentir amor, pena, dolor, ni sentimiento por nada ni por nadie. La indolencia no es mi naturaleza y a veces se convierte en un estigma el querer dejar que el alma hable cuando le plazca… Entonces opto por respirar profundo, mirarme en un escenario donde mis compañeros son actores e improviso un diálogo frío que me ayude a templar los huesos, para recobrar el aliento y seguir adelante con la obra.

Confesiones de una hija atormentada

Será bueno desterrarte? Dejarte ir? 

O debería matarte de una vez por todas? 

Tu recuerdo se parece a aquel bossa nova de antaño 

cuyo título quiero pero no puedo olvidar…

Tu presencia metafísica 

me recuerda la suave caricia que hace mi lengua al recorrer la miel dispuesta sobre la afilada hoja del puñal que espero se encaje en mis vísceras envenenadas de saudade…

La música ha perdido su color, 

ahora escucho los mismos compases en todos los versos que intento escribir… 

De qué me sirve? 

Sigues ahí como una fuerza mayor 

a la que tengo que aceptar irremediablemente 

como un cáncer que me carcome día a día, 

pero sin el que podría vivir ni un sólo segundo.

No se puede más, estamos condenados,

Ya no hay cintas, ya no hay escenas, 

escribo en la angustia, en la meditación, en los banquetes intelectuales, 

donde te mezclas entre el vino 

y las discusiones acaloradas de la Nouvelle Vague, 

el Expresionismo de los 20 y las letras de Pessoa…

Es una convivencia obligada la que nos hemos impuesto,

pero al menos espero aniquilarte por retazos

a través de mis confesiones, 

donde pueda ponerte en evidencia 

y para que cuando seas leído e identificado 

te veas obligado a mutar 

y huir en busca de una nueva máscara. 

Yo hasta eso, te esperaré con los brazos abiertos 

para seguir pagando mi condena de tenerte a mi lado, padre querido, 

por haberme lanzado al mundo cargando tus locuras, tus fobias y tus vicios.

Lo que surge se desvanece

A y B están en una pequeña sala alfombrada. La iluminación se limita a la chimenea encendida que calienta esa gélida casa en medio del páramo y  a la mortecina luz de la luna debilitada por los nubarrones atrevidos.

B observa el fuego de la chimenea. La vida se le antoja despreciable. Prefiere ignorar a A.

A se pasea por la sala sin desesperación. Intenta buscar las palabras para iniciar la conversación. La anterior había sido caótica y terminó en golpes. Ahora la táctica debía ser otra.

B daría todo por escaparse pero no puede.

A  

Esto es lo mejor. Debíamos huir…

(sin apartar la mirada del fuego)

Tú debías escapar, yo no… Yo no hice nada!

A

Si me dejabas ir, te iban a atrapar y de alguna manera darían conmigo!

Nuestras vidas no están concatenadas como siempre has creído.

A

Quieres más pruebas de las que te he dado? Preferirías saberte uno sólo, pero no,

lamentablemente nos tocó nacer materialmente doble.  No puedes olvidar nuestra naturaleza.

B

Yo decidí no ser tú. Busca tu vida.

A

La buscaré pero contigo. Juntos tendremos el mundo a nuestros pies

B enojado se levanta.

Dejemos esto así. No hay como hablar contigo!

A

Mírame, eso! Mírame! A quién estás viendo? A ti mismo!

A qué le tienes miedo a mirarte hacia adentro?

B

No me confundas con tu filosofía de bolsillo! No me convenzas

de lo que no existe. Por qué no te largas! Por qué no te vas?

B agarra un florero y se lo arroja a A.

B

Todo es culpa tuya! Te apareciste y empezó la desgracia!

A esquiva el florero 

A

(enojado)

En realidad empezaste a vivir. Desde que estamos juntos ves la vida de otra forma. Antes la despreciabas, la creías vacía y te dejabas seducir por los placeres. Ahora los disfrutas igualmente pero los vives con mayor intensidad. 

B

No te creas responsable de mis éxitos! 

A

Llamas éxito al tener los minutos contados? Acabas de decir que soy tu desgracia!

B

Cállate! Para qué haces todo esto? Qué pretendes? Que te diga que te debo todo? No lo voy a hacer!

A

Acepta lo que viene. No te aferres a vivir sin mí.

B se lanza sobre A. Se golpean como en la escena anterior. A con mayor fuerza corporal que B, gana rápido la lucha.

A

No insistas!

He encontrado para los dos algo que nos unirá eternamente más allá de cualquier cosa: El miedo. No hay nada mayor que eso. No importa que me odies, que me quieras o que te sea indiferente. Siempre tendrás miedo de mí y eso no unirá para siempre. Donde quiera que vayas temerás encontrarme. Soy tu propio espejo, y en el siempre verás todo el veneno que llevas a adentro y que te está matando. 

B

Me burlaré del tiempo, así eludiré a la muerte.  Y aunque aparezca se desvanecerá.

A

Pobre de ti, que alimentas ese ego como fiera en cautiverio. Me dificultas el trabajo pero algún día lo mataremos por nuestro propio bien.

B se acerca a la ventana, mira la luna por unos segundos. Un viento frío del norte los despeina un poco y le hiela los labios brevemente.

B

Haz lo que quieras, pero no soy tú. Je est autre. 

A sonríe complacido. Sabe que ha ganado una primera batalla. A lo abraza.

A

Donde vayamos estaremos siempre juntos… Somos las dos caras de una misma moneda, la ida y el regreso, el frío y el calor, la cordura y la locura. Nos necesitamos, no lo niegues.

B desempolva el piano que se hallaba en un rincón poco visible de la habitación. Con pena, resignación e invadido por una extraña nostalgia que le supo a manjar salobre, entonó una oscura pieza de Schubert. 

Mateo

Para calmar el hastío y la desidia de la vida diaria, Mateo se había propuesto como tarea moral llenar de vida aquellas hojas de oficina, mustias, tristes, que por un lado son balances, órdenes, palabras vacías y por el otro tienen la libertad y aspiración de convertirse en poesía. Era su obligación como humano, otorgarle a esa naturaleza muerta un poco de vida y color a través de palabras sangrantes de un corazón que ama la retórica y el arte de las palabras utópicas.

En una noche de éxtasis corpóreo-espiritual

Hoy tengo ganas de un bossa nova ralentizado, con las notas que lleguen a mi fibra etérea, quiero ver azules, rojos, naranjas, en este escenario mustio y marchito en el que me debato para alcanzar los glaciares de azúcar, aquellos con los que tendré libertad y llegaré a las cuerdas de una guitarra desafinada en una playa desierta de invierno…

Ligia

En un mar de noticias, entre relatos, poesías y canciones aun no escritas, encontrábase Ligia. La obsesión por las palabras y los significantes que con éstas se construyen la habían alejado físicamente del mundo cotidiano. No le hacía falta ya sentir el calor del sol, escuchar la voz de sus seres amados ni conocer nuevos parajes que le produjeran cambios en su interior. Todo estaba en sus textos, en aquellas palabras nerviosas, desesperadas, dolorosas en las que se entremezclan dos mil años de humanidad con sus vicios y virtudes.

Para qué el mundo exterior?? Se pregunta Ligia con cierto desdén. En realidad nunca ha estado apartada del mundo… Simplemente decidió vivir a través de las palabras, sintiendo olas multiorgásmicas con los poetas malditos franceses, una psicodelia sincrónica con la música apocalíptica de los 70 , una locura pasiva con los siniestros personajes del universo dostoievskiano y el realismo mágico de García Márquez. Ligia conocía muy bien a la humanidad. No necesitaba que nadie se la contara ni experimentar su trato diario. La había leído por entera, sabiendo bien de sus cóleras, miedos y locuras. Al temor de no poder enfrentarla, Ligia prefirió tan sólo, leerla y vivir a través de la escritura.

Saudade Narcotizada

La noche se torna mágica, la música envuelve, la poesía se exacerba. Todo es perfecto, todo es armónico, pero cuando regreso a mí mismo, encerrado en mi armario, acompañado por un silencio insoportable, me regresa la nostalgia, la añoranza de aquella persona que se fue… Para ello, no hay noche, no hay música ni poesía que pueda liberarme de ese sentimiento que me transporta a lo que orgullosamente viví y a lo que irremediablemente perdí.

Diario de un Tesista

Cada día que pasa, es una transformación en mi ser, en todos mis órganos, en mi cerebro, en mi corazón, en mi espíritu. Nunca pude imaginarme que todo este proceso me llevaría a lugares insospechados, a situaciones adversamente maravillosas, a conocer seres de gran calidad humana y artística. Estoy agradecido por todo lo que he aprendido gracias a este accidental y transcendental proyecto, cuya panorámica de mi vida, si bien ya era amplia, ahora es monumental.
Mi bagaje ahora es mucho más pesado, con más conceptos, con más experiencias y con una sensibilidad capaz de producir kamikazes de arte con sabores dulces y amargos, con un suspiro de nostalgia y con una caricia que me recordará siempre al amado mundo de las tablas, aquel lugar donde todo es posible y al mismo incierto.
Ahora lloro, pero de no de pena ni de nostalgia, sino de lo mucho que he ganado, de saber con más firmeza que el arte es un camino pedregoso y extenso, en donde nada es mejor ni peor, sino diferente, donde la belleza es relativa y todo radica en los ojos del receptor y en la pasión y entrega del creador.
Llorar y reír hacen parte de la misma acción, de la misma forma que están unidos los inicios y finales, la vida y la muerte, el amor y el odio. Todo es energía, así como los personajes que habitan en el escenario, cuyo sexo no existe, son sólo energía, una energía capaz de provocar risa, llanto, dolor, nostalgia, pero que jamás logra indiferencia. Eso es lo mágico del mundo de las tablas: Todo puede hacerse incluso sin nada.
Asimismo yo, siento que ahora gracias a esta experiencia, puedo hacer lo que quiera con poco o nada. No soy el mismo. He crecido mucho como ser humano, como artista y me emociona saber todo lo que aun me falta por aprender. Me preparo ahora para culminar mi proyecto y continuar realizando aquellos que vienen atrás cargados de nuevas enseñanzas, nuevas melodías, nuevos seres y nuevos amores.

Poco a poco, físicamente iré cambiando también. Mis proyectos exigirán cambios en mi apariencia para sumergirme en la intensidad de los mismos. Estoy dispuesto al reto de ser vampiro, nadador, teatrero, mentalista, citadino -pelucón?-, mendigo de alma alegre, un viejecillo lector de historias de amor, un donjuan apasionado o un exiliado político. De todos aprenderé, todos ellos seré y a todos recordaré con alegría, nostalgia y melancolía, teniendo siempre presente que sino hubiera conocido el teatro, nada de esto sería posible.

En Autopoiesis

Mientras las manecillas del reloj avanzan con su mortífera fribilación, me encuentro en un mar de aguas turbulentas de las que intento separarme. Un eclipse de luna que nunca me abandona, se ha convertido en el infernal compañero de mi viaje tempestuso. Tengo miedo… no sé dónde desembarcaré. No sé si alguna vez llegaré a tierra firme o si seguiré siendo el mismo cuando llegue a la costa. Estoy en medio de un mar furioso y agitado, que paradójicamente me recuerda a la sensación de haber caminado por el borde de un oscuro precipicio en el que la paciencia y la soledad fueron mis mejores aliados. En este viaje actual ahora estoy solo. No tengo a quien recurrir. Cuento nada más que con mis recuerdos y todo el sinfín de héroes, villanos, teatros, cines, otoños, primaveras y bellas ninfas de inviernos que están en el fondo de mi alma fecunda y perturbada. A veces preferiría no tener tanto adentro, preferiría ser uno más, un ser común, vivir un día a día normal y librarme así de los innumerables seres que dependen de mí. Por ellos me encuentro en esta lucha en altamar y será únicamente por ellos que llegue a tierra firme, en donde podré dejarlos escapar a través de la paciencia infinita del papel en el que podrán desplegarse una y otra vez en mil y un formas diferentes.
He despertado ahora de este letárgico sueño. Estoy rodeado de libros y documentos escritos y vueltos a escribir. Mi única meta es terminar la obra, concluirla y hacerme feliz a mí mismo y a los otros que de ella dependen. No es fácil. La meta está todavía lejana. Aun no logro lidiar con los cambios anímicos que me está dando la obra. He descubierto una nueva persona dentro de mí, otro ser humano maravilloso, pero del que tengo recelo, justamente porque no lo conozco bien. Cada minuto de esta nueva etapa es todo un descubrimiento para mí. La homeostasis de mi espíritu se ha quedado inhibida y entonces cualquier fuerza entrópica puede sacudirme. Paso de la risa al llanto en cuestión de minutos. Ahora soy rey y en un cuarto de hora puedo ser el más desdichado de los mendigos anímicos. He perdido parcialmente el control de mis actos, ese otro está robando mis vicios y virtudes. Eventualmente no sé dónde me encuentro o qué es lo que realmente me motiva a continuar con la obra. Se ha convertido en una obsesión o puede seguir llamándose pasión??? No lo sé, mi otro yo quizás pueda responderlo… Quién será ese otro yo? Será aquel que recién descubro o ese otro yo, es aquel que siempre creí ser? La obra ha perturbado mi mente, pero al mismo tiempo me ha dotado de más libertad para decidir y para pensar. He podido conocer nuevos universos, mirar más allá de mi habitación invernal en la que me guarezco durante días soleados. Lo único que espero es poder adaptarme. Que la autopoiesis pase y que su huracán no me deje estragos graves. Quiero vivir, voy a vivir, realizaré mi obra. Tengo una bomba entre mis manos y sólo espero el momento propicio para detonarla. No asesinará a nadie físicamente, pero sí removerá los escondrijos del alma humana. Ese es un universo que aun queda por descubrir… Quizás la única ventaja que posea frente a los demás sea ésta: Yo me estoy cuestionando como artista, como ser humano, como hijo, como hermano, como futuro padre, como amigo, como jefe, como socio. La autopoiesis parece que me está acabando, pero en realidad lo que hace es purificarme para nuevos tiempos. Se trata de un reciclaje natural-intrínseco, en el que desaparecerá lo que ya no sirve y lo útil será magnificado. Sólo el tiempo podrá decir cuáles serán los resultados de ese cambio no programado, pero sí esperado desde hace cuarenta y ocho meses atrás.