Aunque el tiempo haya pasado, Kristina marcó con fuerza su paso por donde estuvo, imponiendo lo que consideraba correcto y ante todo siendo auténtica. Muchos quizás no lidiaban con su carácter pero a mí me fascinaba su irreverencia, su disposición plena para hacer cualquier cosa. No era alguien capaz de fingir, la sinceridad formaba parte de su esencia, de aquel aroma silvestre que evidencia lo diferente y lo igual que puede ser con la mayoría de la gente.
Kristina ha sido para muchos un cometa que pasó causando sensación pero que luego simplemente se extingguió. Para mí, Kristina sigue viva en cada palabra, en cada lugar recorrido, en cada clase que con su voz de protesta daba vida a una aburrida lección más, en cada suspiro y en el último adiós que nunca quiso llamar así.
No hace falta que Kristina esté cerca físicamente para sentirla viva como en el pasado. Basta sólo con que recuerde su voz, su peculiar vestuario desenfadado y aquella disposición hacia la vida para que vuelva a tener vida delante mío. Su recuerdo está muy vivo, tanto o más que cuando inundaba físicamente con su estilo único de ser, ganándose simpatizantes y críticos rabiosos de no poder ser como ella.
Ahora Kristina como gaviota, ha desplegado sus alas y está volando alto para alcanzar otros sueños. La vida le sonríe y quizás el futuro, la vuelva a traer hasta este mar, donde creció y a donde espera volver para vivir su vida de la manera libre que siempre ha sido. Adelante Kristina…! El cielo nunca será un límite para ti…!
Autor: saudade86
María Clara
Habían pasado muchos años desde la última vez que la vio. Aun la recordaba con la sonrisa grácil de siempre y su mirada infantil que claramente delataba su inexperiencia en la vida. María Clara la conocía desde pequeña y juntas estudiaron el colegio. Fueron cómplices de muchas aventuras. La vida les sonreía a ambas en aquella época. Terminada la secundaria, Helena se fue de la ciudad, buscando nuevos horizontes. María Clara perdió contacto con ella pero el recuerdo de tan buena amiga siempre siguió vivo.
Verla entrar a aquella librería antigua del centro de la ciudad, la dejó turbada. Sabía que era Helena, su amiga de siempre, pero la veía distinta. No sólo físicamente, pues tenía ahora el cabello negro corto, sino en su espíritu. Su voz no era la misma y su mirada reflejaba confusión, agonía. María Clara llegó incluso a percibir maldad en sus ojos, pensamiento que luego desestimó al verla sonreír tan ampliamente. Helena estaba feliz por volverla a ver. Muchas cosas habían pasado en su vida y siempre había necesitado de María Clara.
Mientras conversaban, María Clara creía que estaba otra vez con su amiga del pasado. Que nuevamente estaban en el colegio, haciéndose confidencias casi en susurro para evitar que las escucharan.
María Clara y Helena caminaron juntas por las calles coloniales del centro. El frío vespertino las acompañaba mientras rememoraban las vivencias del colegio. Luego de caminar por buen rato, entraron a una cafetería, donde María Clara volvió a sentirla diferente. Su mirada, otra vez aquella mirada penetrante que amenazaba con descubrir sus más íntimos secretos. A menudo evitaba mirarla a los ojos. Llegó a sentirse incómoda con ella mientras conversaban. Sin embargo, Helena seguía mirándola como si la estudiara. María Clara, no soportando más la incomodidad, inventó una cita que cumplir y se despidió rápidamente de ella. Era la primera vez que sentía tan incómoda con alguien.
El cielo ya había oscurecido cuando María Clara llegó a su departamento. Aliviada, sintiéndose lejos de Helena, su gran amiga del colegio, se echó sobre su cama exhaustada luego de una larga jornada de trabajo y prendió el equipo de sonido. La música la transportaba a otro mundo, donde podía ser cualquier persona, donde podía hacer lo que quisiera ya que al fin y al cabo, sus pensamientos le pertenecían y nunca nadie los conocería.
Más tarde, María Clara fue a tomar un baño. Se quitó su uniforme de trabajo y la ropa interior. Metió la cabeza en la ducha y recorrió el jabón por todo su cuerpo. Lo restregaba por sus piernas, por sus senos, como si quisiera limpiarse el alma. El agua corría por su cuerpo suavemente y María Clara disfrutaba cada segundo de ese baño. Se acariciaba intentando recordar los cariños que hace mucho ya no recibía. Se había conformado con ella misma, con su propia esencia para darse placer. Era totalmente unitaria aunque no por libre voluntad. Según ella no había nadie que la comprendiera. Se creía una mujer demasiado complicada, con muchos problemas para agradarle a alguien. Estaba muy sola dentro de un mundo al que no quería aceptar. Muchas veces pensaba en el gran vacío de su vida, pero trataba de sublimar esos pensamientos con su trabajo, que para ella era la satisfacción más grande. Ahora, ya no tiene que recurrir a su trabajo para olvidar su vida. Basta que recordara a Helena y su cambio de personalidad para que olvide cualquier detalle de su vida actual.
Salió del baño sintiéndose reconfortada. Se vistió con la ropa más ligera que pudo y fue a la cocina preparar algo de comer. Mientras sazonaba, unos ruidos extraños se hicieron presentes. María Clara no hizo caso en un principio, pero ante la insistencia decidió ver de qué se trataba. Caminó por el largo pasillo dejándose llevar hacia el origen del ruido. Su respiración se dificultaba más a medida que los ruidos aumentaban. El corazón a latir fuertemente, tanto que podía escuchar sus propios latidos. Su cuerpo se aproximaba automáticamente aun cuando su mente ya no quería ir a ver de qué se trataban los ruidos. Abrió la puerta de su habitación. Ya no era su cuarto. Era un bosque frío en el que vio a Helena agitaba tratando de ocultarse en un árbol. Al parecer huía de alguien. Poco a poco se fueron aproximando tres hombres de negro, quienes la encontraron rápidamente. Sus risas ensordecedoras paralizaron a María Clara. Helena fue agarrada por aquellos pérfidos hombres. Rompieron su vestido y la violentaron sin importar sus gritos, sus súplicas. El deseo voraz de estos hombres fue mayor a los desgarradores gritos de Helena, quien lloraba de impotencia, sintiendo las manos asquerosas de esos animales por su cuerpo. Maldiciendo su vida, el hecho de ser mujer y no tener la fuerza para enfrentarse a esos hombres, quien la golpeaban e insultaban sin piedad alguna. Helena dejó de luchar, los veía cada vez más borrosos, mientras los escuchaba gemir y venirse dentro de ella. Tuvo que soportar a cada uno de ellos haciendo sus porquerías y verlos caer uno a uno exhaustos luego de un orgasmo impuro, sucio y desgarrador.
María Clara tenía los ojos anegados de lágrimas. Vio a Helena bañada en sangre, golpeada, sucia. Intentó correr pero sus piernas no le respondieron. Intentó gritar, reclamarle a Dios por lo que le había sucedido, pero no pudo. Su garganta estaba destrozada. A los pocos segundos cayó al suelo. Sus ojos azules lívidos miraban al cielo oscuro. Una linda muchacha quedó reducida a una escoria humana.
María Clara cerró la puerta de su cuarto asustada. Se estaba ahogando de la impresión. Salió de su casa rápidamente sin un rumbo fijo. Lo único que atinó a hacer fue regresar al centro de la ciudad. En el fondo esperaba encontrar a Helena.
Pasó con su auto por aquellas lúgubres calles pero no la encontró. Cansada, fue a refrescar su mente al mirador de la ciudad. El silbido del viento era su único acompañante. ¿Habría sido verdad todo lo que vio? ¿Qué mensaje oculto tenía aquello? ¿Habría sido producto de su imaginación esa escena para explicarse el cambio de personalidad de Helena? María Clara tenía tantas interrogantes en su cabeza. Era una frustración más en su vida. No tenía motivos para ser feliz. Nada de lo que hacía le satisfacía y tantas desilusiones en el amor, le habían hecho perder la confianza en el mundo. Como resultado tenía una inmensa soledad. Helena quizás fue una de las pocas personas con las que realmente se sintió bien. Verla transformada le chocó mucho y deseaba saber qué pasó con ella. Mientras pensaba, escuchó los pasos de alguien. Era Helena, la misma de aquella tarde. Tenía un aspecto duro, agresivo. Se acercó a ella. María Clara pudo ver ligeras marcas en sus brazos y en los hombros. Helena con la mirada clavada en sus ojos le dijo que no era la misma, que la Helena del colegio murió la misma noche en que fue violada y que ahora quien vive en ella es Daniela, mujer que está dispuesta a vengar a todos los que lastimaron a Helena. María Clara palideció de miedo. Ahora entendía todo. No estaba alucinando cuando creyó que Helena estaba diferente. En realidad era otra persona. Daniela le dijo que estaba dispuesta a todo y nadie se salvaría de ese apocalipsis que estaba por llegar. María Clara le rogó que se fuera, que olvidara todo. Daniela no se inmutó. Le aseguró que ya la cuenta regresiva había empezado y dependiendo de ciertas cosas ella podría ser su primera víctima.
María Clara salió corriendo del mirador. Se subió a su auto asustada. Mientras conducía, la radio se encendió y escuchó la voz de Helena o mejor dicho, Daniela. Le recordaba que nadie tendría paz a partir de ahora. María Clara angustia le pidió que abandonara el cuerpo de su amiga, que no debía justificar su perfidia por lo sucedido a Helena. Daniela rió escandalosamente y le dijo que nada la detendría.
María Clara regresó a su casa muy asustada. El solo pensar en Helena y Daniela le producía horror. Su vida ahora estaba más complicada. Quería morir. Se metió en la cama rápidamente para poder dormir, pero el sueño no apareció. Dio muchas vueltas, pensando que todo lo que había pasado ese día podía haber sido producto de un sueño, pero lamentablemente no era así y no tenía a nadie para hablar de lo que le sucede.
Al día siguiente, un sol radiante la despertó. María Clara llegó a su trabajo extraña, mirando a todos de manera diferente. También percibió que la observaban con rareza. Atormentada con todo lo sucedido, fue un momento al baño a lavarse la cara. Lo que vio frente al espejo fue lo peor: Tenía el físico de Helena. María Clara estaba ahora atrapada en el cuerpo de Helena Daniela!
El Tiempo y la Vida…
A pesar de todas las cosas que han pasado, aun me parece mentira cómo la vida nos ha cambiado a todos. Ya no somos los mismos de otras épocas y todo esto ha sucedido en tan poco tiempo. No es la extensión del tiempo la que nos modifica sino el cúmulo de hechos que llevan a crecer como personas. Nos vamos golpeando, aprendemos sobre la marcha, el camino se vuelve tortuoso pero seguimos adelante. Los avatares de la Vida siempre están presentes y hay que enfrentarlos sin miedo. A base de fuertes puñaladas aprendí lo duro que puede ser vivir. En muchos momentos creí que no soportaría, que caería sin opción a levantarme pero aquí estoy limpio, feliz y dispuesto a recibir con buena cara el mañana que me espera. Mi corazón no guarda rencor a nadie. Todos han contribuido en algo para formar la persona que soy ahora. Un ser mucho más fuerte que aquel que el primer día de clases entró soñando y creyendo que su nueva vida sería solo alegría. Ahora un año después, gracias a las experiencias vividas, me siento más fuerte, más maduro, como si hubiera vivido más años. Siento una gran distancia entre las personas del colegio, a las cuales ya ni veo por falta de tiempo. Seguramente ellos también se han enriquecido con nuevas experiencias, sin embargo, ya no pertenecen a mi vida y por tanto no me siento más ligado a ellos.
Revisando las fotos de la Universidad, se notan cambios físicos y anímicos. Es satisfactorio observar lo bien que le ha ido a X persona pero también es muy triste cuando veo a seres que quiero mucho como un barco a la deriva, negándose a una salvación. Esa sensación de impotencia amarga mi alma, como si se vertiera un ácido dentro de mí. La angustia de no poder hacer nada más es una tortura y lo peor es que no lo puedo evitar.
La Vida nos ha enseñado a todos y también ha jugado con nosotros como si fuésemos piezas de ajedrez. Personas que se unen, otras que se separan, peleas, reconciliaciones, partidas, llegadas. Todo es una ruleta donde no sabemos quién será el próximo en ganar o perder. Nadie está exento de ello. Pese a todo agradezco por tener a la gente que tengo a mi lado, gente con la que cuento y confío. Juntos podemos afrontar mejor las pruebas de la Vida que cada vez se ponen más difíciles y asimismo los premios que nos otorga una vez superadas las pruebas, son muy reconfortantes.
La Vida se nos Va…
La Vida se nos va en un soplo, en una mirada, en una despedida, en una frase inconclusa, en un amor contrariado, en un final, en un orgasmo, en un nacimiento, en un atardecer, en una sonrisa, en unos labios cereza donde no se nos permite reposar…
Nueva Etapa
Finalmente acabó un capítulo más. La nostalgia deja un sabor agridulce pero al mismo tiempo queda la satisfacción del trabajo cumplido. Los recuerdos ya no acribillan, son agradables y mi mente procura revivirlos a cada instante. Pasé momentos muy duros, en los que parecía que ya no tendría fuerzas para seguir adelante, pero una fuerza interior me impulsaba a continuar y aquí estoy: Feliz y quizás un poco más fuerte, con mayor resistencia. Valió la pena todo lo vivido y espero con los brazos abiertos el futuro que pronto será presente…
Vivir y Morir
Lo bueno de vivir es que se puede vivir y morir muchas veces. Cada día renacemos, nos alimentamos con el paso de las horas y al dormir morimos. Renacemos a la mañana siguiente y junto con nosotros surgen nuevas ideas, nuevas historias, nuevas personas, nuevos amores. Podemos vivir de miles de maneras siendo una misma persona. Es un regalo que nos da la vida o un regalo que nos quisimos dar aquellos que creíamos aburrido o estúpido vivir de manera lineal toda la vida. Por eso me gusta ser actor, para reinventarme cada día, inventarme situaciones, identidades, darme la oportunidad de dejar vivir dentro de mí otras almas. Eso es lo rico de vivir, de morir. Además vivir es también morir, y viceversa. Es un nexo tan fuerte como el de madre con su hijo.
Mi Muerte
Ya no me importa nada. Estoy cansado de mi vida, de sufrir, de fingir, de vivir sonriendo cuando en la realidad mi alma llora desconsolada. No tengo salida, me hundo poco a poco en un abismo sin fin. Nada podrá mejorar mi vida. No hay salida para mi agonía. Fui herido de muerte y me desangro lentamente a la vista de todos, sin que nadie pueda hacer algo por mí. Realmente soy un actor, un excelente actor que muestra su cara agradable a sus conocidos mientras en su interior no es más que un desgraciado sin vida propia. La soledad se ha convertido en mi compañera inseparable. No tengo a nadie más. Estoy sólo enfrentando mis crisis. Lastimosamente nadie puede ni quiere ayudarme. No soporto vivir toda esta mentira donde todo el mundo finge apreciarme y quererme. Vivo rodeado de alacranes de los que aun no sé cómo protegerme. Cada día muero un poco, hundiéndome más en mis penas sin que nadie perciba nada. No cuento con nadie para auxiliarme. Me dejaré arrastrar por mi tristeza, la nostalgia, el dolor. Ya no tengo fuerzas para luchar. Estoy vencido. Duele reconocerlo pero así es. He muerto.
Paulina
Transcurre otra noche más, con un cúmulo de sentimientos atravesados y un inmenso agradecimiento a una persona que ha estado conmigo en momentos muy buenos de esta nueva vida que tengo: Paulina.
No existen palabras para expresar lo mucho que significa ella para mí. Es mi mejor amiga, aquella en la que puedo contar y a quien siempre tengo presente. Gracias Paulina, por permitirme conocerte y ayudarte en situaciones decisivas. Juntos hemos forjado una linda amistad que durará para siempre.
Ahora estás pasando una etapa importante, de la que estoy seguro saldrás victoriosa. Eres luchadora, nostálgica, arriesgada, lejana y en cualquier circunstancia siempre has conservado un buen estado de ánimo. Muchas cosas habrían sido diferentes para mí si no te hubiera conocido.
Paulina, juntos compartimos tantos secretos. Agradezco una vez más tu confianza y debemos agradecer también por todo lo vivido. Son experiencias que nos ayudan a crecer como persona y asimismo nuestra amistad crece y madura.
No olvides que siempre estaré ahí para ayudarte, para oírte. Llama a la hora que quieras y ahí estaré yo. Piensa en mí y te daré una respuesta en pensamiento. A veces las palabras sobran. Eso es lo bueno de estar interconectados.
Gracias por todo, Isabela, Paola, Luna. Ya entraste a formar parte de las mujeres de mi vida. Aquellas luchadoras que tienen cualidades sobresalientes y de las que se nutren los personajes femeninos que escribo en mis novelas.
Y así termino emocionado esta pequeña demostración del inmenso cariño que te tengo. Ahora el cielo empieza a clarear. Otro día está por comenzar.
No te olvides: Amigos para Siempre!
Me Gustaría…
Cómo me gustaría poder plasmar todo lo que siento sin que nada suene a repetición
Cómo me gustaría escribir sin pensar que en algún momento la tinta se acabará
Cómo me gustaría poder decirle a quienes quiero, lo importante que son para mí y no sentirme débil ni ridículo
Cómo me gustaría poder decir no sin llegar a sentirme culpable sin serlo
Cómo me gustaría cambiar de hábitos y enfrentarme a un inmenso océano por nadar completamente solo
Cómo me gustaría poseer todos los conocimientos y poder ayudar a quien no sabe
Cómo me gustaría tener el antídoto para olvidar a un mal amor y así poder hacer feliz a muchas personas
Cómo me gustaría quitar cualquier rastro de tristeza de las personas que amo
Cómo me gustaría poder gritar y expresar lo que me agobia sin avergonzarme por lo que pueda suceder después
Cómo me gustaría confiar más en mis capacidades y no tener que depender de personas que saben menos que yo
Cómo me gustaría librarme de las malas compañías que se aferran a mí como los parásitos a los intestinos
Cómo me gustaría levantarme un día y prometerme que hoy me mostraré tal como soy, sin máscaras ni escudos
Cómo me gustaría terminar de entender que tengos amigos valiosos que siempre están conmigo aunque no siempre físicamente
Cómo me gustaría aceptar que el pasado, pasado es y por tanto no debe interferir ni en mi presente ni en mi futuro
Cómo me gustaría permitir que Nostalgia se apodere de mí por momentos y no por toda mi vida
Cómo me gustaría poder decirle a la chica que quiero todo lo que siento por ella
Cómo me gustaría pedir perdón a quien haya ofendido queriendo o sin querer
Cómo me gustaría aceptar que como humano que soy, puedo equivocarme y no por eso soy una mala persona
Cómo me gustaría cambiar las cosas que hice por cosas buenas que me hagan feliz a mí y a mi entorno
Cómo me gustaría decirle a mis adversarios del pasado que olvidé cualquier desaveniencia
Cómo me gustaría entender que soy un artista y como tal veo y percibo las cosas de otra manera, desde otra perspectiva
Cómo me gustaría aceptar las cosas tal como vienen y sólo luchar contra la corriente cuando sea estrictamente necesario
Cómo me gustaría dejar de ser artista por unos instantes y no sobredimensionar las emociones, sentimientos, ser únicamente un ser humano común y corriente
Cómo me gustaría no escribir hechos que más adelante se convierten en realidad
Cómo me gustaría poder sacar a la luz mis relatos, aquello que escribo, sin temer que no valgan nada para nadie
Cómo me gustaría arrancar de mi cabeza ciertas melodías que me atan al pasado…
Y así me paso, pensando en lo que me gustaría y en lo que no, me debato entre eso muchas noches de insomnio, con un cielo estrellado y una luna inmensa, amarilla, que me acompaña, recordándome que cada vez que la veo muchos seres en otras partes, la contemplan al igual que yo.
Adriana
Es altiva, impetuosa. Muchas veces disfraza su verdadero estado de ánimo bajo una seductora sonrisa. Quiere alcanzar la plena dicha pero está muy lejos de conseguirla. Es amada y odiada a la vez. Tiene una sensualidad que pocos entienden, que a veces empalaga pero, hay que reconocer, que a veces hace falta…
Adriana consiguió establecerse en mi corazón como una amiga a la que no podré olvidar. Junto a ella pasé largas horas dándole instrucciones en su trabajo. Su desempeño excelente me maravilló. Me demostró que hice bien al elegirla a ella entre muchas. Se volvió un ser indispensable en cada día de filmación. Su calidez humana relajaba un poco las tensiones cotidianas aunque a momentos prefería no verla; no quería mostrarle mi lado oscuro, aquel lado colérico, temperamental que puedo llegar a tener en determinado momento. Deseaba que siempre me viera alegre, jovial.
Quizás el tiempo fue corto pero aprendí mucho de ella. Conocerla fue salir un poco de lo cotidiano, una mujer diferente que varias veces trató de impresionarme, sin éxito. Conocía bien sus tácticas pero me gustó que las haya aplicado. Demostraba que era valiente, aventurera y con un corazón muy grande.
A veces pensar en ella me da un poco de miedo, sobre todo cuando la veo en fotografías. Se ve tan inocente, tan indefensa. Quizás ésa es su verdadera cara, la que esconde bajo esa seducción frontal que se ha vuelto su escudo. Percibo que algo oculta y temo que ese lado desconocido sea el causante de problemas futuros para ella. Me arrepiento de no haberle dicho cuánto la apreciaba en verdad, de lo agradecido que estaba por conocerla. A lo mejor no todo está perdido… El universo de Adriana es un vendaval que arrasa por donde pasa. Puede dejar tristeza y desolación pero también locura, dulzura y alegría. Espero que se cuide, que vaya por el buen camino. Rezo por su destino, para que sea bien guiada y no tenga que hundirse nunca en el fango de la derrota. Adriana es un personaje de historieta, una heroína, una villana y a la vez no es nada de esto: Es sólo una mujer que busca una senda que sólo con fe logrará encontrar.
La Vida puede tentarla. Mostrarle un paraíso que en realidad sea un infierno. ¡Cuídate Adriana! Un camino de rosas no siempre es la mejor elección. Recuerda estas letras escritas por alguien que sin duda no te olvidará aunque el tiempo pase. Vives ya en mi corazón, en el jardín de mi alma donde habitan todos los seres a los que quiero y a los futuros personajes de mnis libros. Aunque te alejes, estarás siempre presente y cuando no me encuentres, lee estas líneas para que volvamos a estar cerca…
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