Finalmente acabó un capítulo más. La nostalgia deja un sabor agridulce pero al mismo tiempo queda la satisfacción del trabajo cumplido. Los recuerdos ya no acribillan, son agradables y mi mente procura revivirlos a cada instante. Pasé momentos muy duros, en los que parecía que ya no tendría fuerzas para seguir adelante, pero una fuerza interior me impulsaba a continuar y aquí estoy: Feliz y quizás un poco más fuerte, con mayor resistencia. Valió la pena todo lo vivido y espero con los brazos abiertos el futuro que pronto será presente…