Trataré de contar mi proceso de tesis en once instancias. Acá van las primeras 4.1
Lo más complicado fue llevar de la mano la escritura de la serie con la escritura académica que exigía una investigación sobre la temática dramática y policial. Si bien me llevo bien con ambas escrituras, son dos procesos distintos que exigen formas de pensar antagónicas. En la académica hay algo fríamente racionalizado, mientras que en la creativa de la serie, al menos en la primera fase, es caótica, más intuitiva y si se quiere, festiva. Pasar de una escritura a la otra me complicaba, así que opté, por mi salud mental, avanzar una a la vez. Escribí el primer borrador del primer capítulo de la serie, lo dejé de lado y me sumergí en la primera escritura de investigación de la tesis.
He dejado este espacio abandonado por algún tiempo. Razones sobran. Muchas y todas se resumen en una palabra: Tesis. Un proceso largo y azaroso que empecé más o menos en febrero de este año, pero que ya venía craneando desde finales del 2013. Cuando pienso en la génesis del proyecto, donde todo era un atisbo y lo que más había era ganas de crear algo que no tenía muy claro, me doy cuenta del largo camino andado. Crear una serie policial de TV de la mano de una investigación profunda, exigía de mí una inmersión total en un género del que si bien era simpatizante nunca me sentí un fan acérrimo.
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De forma conciente, el proceso empezó como el examen final de Metodología de la Investigación, materia que en mi maestría resulta una instancia preparatoria para la creación del proyecto de tesis. De ese primer documento hasta el que presenté ayer para su revisión y fecha de defensa oral, se podría decir que sólo se mantiene un 30%. Hubo que tamizar muchas cosas, probar algunas, cambiar otras, ajustar, borrar, mutilar, aumentar, reescribir. A pesar de mi formación audiovisual y de comunicación, donde nada es estático ni certero en su totalidad, siempre he tenido reticencia a los cambios. Me gusta asegurarme en mi trinchera y saber que si bien no será mi espacio para siempre, en los próximos pasos tengo un lugar a dónde retornar. Más o menos ese lugar venía a ser mi tesis. Pero la trinchera cambió de lugar muchas veces…
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En la investigación de tesis decidí partir por el marco teórico concerniente al personaje de ficción. Wow, enorme temática! Y era solo el inicio. Me remonté a Aristóteles para llegar hasta teóricos contemporáneos del cine. Lo que al comienzo fue un incipiente texto de 5 páginas como mucho, terminó siendo un ensayo de 20 carillas. Una linda investigación que requirió de mí la lectura de más 10 libros, leer apuntes de otros 10 más, buscar autores, citas, obras. Días y noches de dedicación, pero aunque fuera tortuoso, mientras tomaba notas o entraba directo a la escritura del texto me decía: «Qué hermoso saber esto», «Qué lindo tener la excusa de la tesis para aprender sobre esta temática». Conté con la ayuda de Alfredo Dillon, un genio en letras, con un dominio perfecto de la escritura y digno hijo del estilo APA. Sus comentarios, siempre acertados, sus correcciones, permitieron que ese texto tomara la forma definitiva que al final… no entró en la tesis.
Continuará…