Veo la ciudad hermosa, dueña de un sol brillante, la gente feliz, los colores vivos inundan este lienzo en las márgenes del Río de la Plata. Los bosques de Palermo se han teñido de Renoir, sin embargo yo me ahogo en mis letanías, me siento un vampiro expuesto a la luz.
No me contagio de alegría, mi cabeza no me da tregua, quisiera descansar, pareciera que voy a explotar. Un géiser pasivo circula por mis neuronas…
Disfruto en el dolor de lo que la vida me quitó…