Intento borrarte en otros cuerpos, en otras miradas,
en labios que por momentos fugaces me recuerdan
la intensidad de tu boca surcando la mía.
Todo intento es vano…
Terminadas las horas de amor sin sal, tu presencia
resurge como aparición, estás vivo, omnipresente
en una cabeza enferma que se niega a dejarte ir…
A momentos te olvido, puedo incluso pensarte con
indiferencia, pero luego la mente me castiga con
días de angustia, de dolor ahogado en tu voz
cada vez más lejana.
Mientras más te alejo, más te acerco…
Clausuraré mi cuerpo, sublimaré mis dolores en las letras,
te escribiré, me escribiré, violaré la semántica, sofocaré
la sintaxis. Me arrullaré entre esdrújulas mientras veo el
tiempo pasar.