Que Kurosawa fue un visionario y un cineasta genial, no cabe duda. Rashomón, Kagemusha o Dreams, son cintas emblemáticas que han ascendido al Olimpo de las películas clásicas y necesarias para cualquier cineasta, profesional dedicado a las artes visuales y público en general.
El manejo del color en Kurosawa es magnífico. La mezcla, los tonos, la intensidad que logre amalgamando colores no es solo un trabajo destinado a generar un impacto sino también sensaciones con respecto a los personajes o a las situaciones que atraviesa la historia. Curiosamente Kurosawa realizó casi toda su filmografía en blanco y negro. 1970 fue el año en que el cineasta japonés dio el salto al color con Dodes’ka-den. Vale recordar que Kurosawa tuvo en su juventud una formación en pintura lo que sin duda influyó en su trabajo como cineasta. Como siempre digo, el trabajo de director de cine es uno de los más completo de todas las artes, pues utiliza a todas para crear una película (música, pintura, fotografía, teatro, literatura, etc.)
Acá les dejo este video a modo de ensayo realizado por Fandor, donde queda plasmado el hermoso trabajo del color que realizó Kurosawa en sus últimas películas.