Han pasado 16 años de su estreno, pero American Psycho es una de esas películas que podrían llamarse atemporales. Causó revuelo en su época, a mediados de los 2000, por ciertas escenas de sexo que se presentaban en la cinta. La casa productora Lions Gate llegó incluso a cortar una escena donde el personaje principal hacía un menage à trois, con dos prostitutas, para huir de la terrible censura de NC-17 (no apta para menores 17 años).
¿Pero por qué despertó tanta polémica, ya en el siglo XXI, una película como American Psycho? La cinta basada en la novela homónima de Bret Easton Ellis, cuenta la historia de Patrick Bateman (Christian Bale), el vivo retrato del yuppie norteamericano de los años 80: Exitoso, apuesto, mujeriego y millonario, que se sabe especial pero que pareciera no estar del todo feliz con la vida perfecta que lleva. En la otra cara de la moneda, cuando llega la noche, Patrick se transforma en un asesino frío que no duda en matar indigentes, prostitutas, escudándose siempre en la imagen perfecta de carismático que demuestra en todo momento. A lo largo de la película el suspenso va aumentando y la directora Mary Harron hace un excelente trabajo que culmina en un desenlace que deja mucho para pensar.
Christian Bale construye un notable personaje en la piel de Patrick Bateman. Su actuación busca detalles en los gestos minúsculos, las miradas y sabe manejar bien los momentos de acción de su personaje. Deja entrever la dualidad en la que vive Patrick, lo cual es un gran acierto que despierta curiosidad desde los primeros minutos de la película. Inicialmente el papel de Bateman sería interpretado por Leonardo DiCaprio pero se dice que terminó rechazándolo por miedo a que su imagen quedara encasillada en el personaje (hay que recordar que en aquel entonces Leo todavía era idolatrado por Titanic).
Una muy buena película de suspenso para disfrutar un sábado por la noche.
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