Yoko Ono ha vivido a la sombra de quien fuera su pareja, el ex beatle fallecido, John Lennon. Ha sido odiada por los fans acérrimos del grupo británico, endilgándole la responsabilidad de ser la causante de la separación de la banda. Ono, pesar de su calidad artística, gozó de poca simpatía y para muchos ha sido sólo «la mujer de John Lennon».
El MALBA en Buenos Aires, decidió realizar una muestra como retrospectiva de la obra de Yoko Ono, desde los años 60 hasta la actualidad. En ella se pueden apreciar vídeos, films, registros sonoros e instalaciones que proponen toda clase de instrucciones, en las que el público debe prestar atención a los latidos de su corazón, a su respiración, a su mirada, entre otros ejercicios que busca la conexión con el propio ser y el entorno.
Como pieza inicial está la famosa obra de la escalera Ceiling Painting, en la que John Lennon descubrió el talento de la japonesa a través de la palabra “sí” (yes) que había que buscar con una lupa en lo alto de una plancha que simulaba un techo. A partir de ese momento, según aseguraba Lennon, se había enamorado perdidamente de ella.
La retrospectiva propone varios momentos. El sellado de la frase “imagina la paz” en los diferentes puntos del mapamundi donde cada uno quisiera que funcionara la frase, el rearmado de varios objetos rotos para luego colocarlos en una estantería, escribir frases con tiza sobre una gran pared oscura, pintar palabras en una pared. También Ono aprovechó la muestra para hacer un llamado a las mujeres latinoamericanas que hayan sufrido algún tipo de violencia para que enviaran una fotografía de sus ojos relatando un testimonio personal de forma anónima.
John Lennon no podía faltar en la obra de Yoko. Queda retratado en una película de long portrait y en otra donde aparece un primer plano de sus nalgas, intercalado con las de Ono. También Lennon fue el responsable del trabajo de sonido de muchos de los vídeo-arte que se encuentran presentes en la escena.
La obra de Yoko obliga a mirar(se) hacia adentro sin descuidar tampoco el encuentro con el otro. En cada una de sus instalaciones, apela siempre al interior para dar cuenta del otro y al mundo donde vivimos. En ella hay una fuerte presencia de la tierra, del agua, del aire y del fuego, pero lejos de sonar imperativa con sus instrucciones, en su obra se respira calma pero no estatismo, acción pero sin prisa. Toda su obra resulta una invitación a desafiarse, a conocerse, a reconocerse en el otro y eso es algo que como visitante, se agradece profundamente.


Para “vivir” la obra de Yoko es necesario entregarse a ella, jugar a los desafíos que propone a través de sus famosas “instrucciones” aun cuando algunas pudieran parecer extrañas. En ese sentido, me dejé llevar por ella; pinté, escribí, subí la escalera con la lupa, contemplé el tragaluz desde donde Ono propone mirar el cielo con otra conciencia. Luego de salir de la muestra de Yoko me sentí pleno, revitalizado, como si hubiera visitado a una amiga que me abrió las puertas de su casa y que me permitió jugar en ella. Tenía muchas expectativas alrededor de esta muestra y quedé gratamente sorprendido. Al igual que el título Dream come true, visitar la obra de Ono fue un sueño hecho realidad.
What a great experience for you. Love the picture of you….. writing Saudade with chalk on the dark wall.
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