Como cuando te levantas sin encontrar lo cotidiano
Como cuando besas sin remedio,
Como cuando te rasgas más por placer que por entendimiento
Y aun a la deriva, te lanzas un poco más, navegas por aguas pútridas
Destruyes las líneas que te santificaban
Y caes pegajoso al evangelio callejero.
Caes, caes, caes
Te pierdes en tu propia geografía,
pintando islas en los cráteres
Arrancando lenguas en las cordilleras sin senda
Te desconoces, tiemblas, la bilis emerge de tus poros
Y en el paredón de tus recuerdos,
te infestas de cromos repetidos.
Como cuando buscas “algo” en el tuétano de la palabra
Como cuando violentas la virginidad del lenguaje.
Así acorrentado caminas convulsionado, ahogado,
despreciando las jugadas definidas,
hasta volverte un verbo transitivo.