No soy muy dado a los films biográficos pero la película de esta ocasión resulta una grata excepción. Basada en la vida de la poetisa americana Sylvia Plath, esta película hace un abordaje interesante, alejado del juicio hacia las acciones a veces erráticas de su personaje-protagonista. La directora neozelandesa Christine Jeffs juega con la gama del ámbar para mostrarnos la poesía de Plath en medio de los vaivenes propios de su inestabilidad emocional.
La película arranca en 1956, durante el año en que Sylvia (Gwyneth Paltrow) se encuentra en Inglaterra por una beca Fullbright. Es acá donde conoce al que luego sería su esposo, el poeta Ted Hughes (Daniel Craig) con quien finalmente termina casándose y trasladándose a Estados Unidos.
Gwyneth Paltrow construye una Sylvia sobria y desbordada en los momentos álgidos de la historia turbulenta con Ted. Su actuación bien cuidada no cae en la caricatura de lo que debería ser una artista, sino que por el contrario logra balancear sus frustraciones como poetisa y su rol de mujer en los años 50 y 60. Con el recorrido de la trama, vemos a una Sylvia cada vez más nerviosa e insegura, lo que anticipa el final trágico que ya todos conocemos sobre Plath.
Una película que a pesar de tener varios años, vale la pena ver para quienes desean adentrarse en la poética de Plath o simplemente para ver otro trabajo impecable de Gwyneth Paltrow.