De pronto te odiaba, pero luego empecé a verte como humano y el rencor se fue diluyendo. Me heriste, pero si lo hiciste fue porque yo lo permití. Quise fantasear y quemé mis sueños al someterlos a los tuyos. Perdí. Te minimicé, te desprecié. Odié tu imagen. Pero el tiempo pasa y vi tu corazón, el ritmo sincopado de la sístole y la diástole, las aurículas susurrando amores frustrados. Me sentí vengado, feliz por tu dolor. Te devolví tu humanidad. Me creí libre…
Volviste a engañarme.