El acento delata.
El aire es pétreo.
Incendia los alveolos.
La piel es dura, cobriza, con marcas de días y años vacíos.
El espíritu no se compromete.
Siente, arde, respira, pero solo describe.
Ama mas prefiere espectar.
Sufre pero guarda sus coplas en las frías paredes de sus venas.
Espera, camina, recoge sus pasos, respira,
maldice los años a cuestas, la jeunesse.
Continúa en el pasillo de la incerteza,
callado, mustio,
reproduciendo escenas pasadas y futuras
Sin embargo, nada dice, nada escribe,
nada procesa…
Merde, J’suis fatigué