Ha empezado la cuenta regresiva. Los días son cada vez más largos y el hielo empieza derretirse en la agonía del invierno. Adiós a la ciudad blanca, a la lejanía, a la nostalgia y a la soledad. Tendrán que partir irremediablemente cuando termine el invierno, la etapa más larga de mi vida, en donde aprendí a amar y a temer con la misma intensidad, en donde fui feliz con el sabor agridulce de la nostalgia y la estación en la que quisiera morar por el resto de mi vida, aunque fuera para amar con el sufrimiento severo y gélido de las añoranzas.
Aun falta mucho por hacer antes de que llegue la primavera. Temo no poder desprenderme de mis musas de invierno a las que he amado con intensidad y que ahora debo abandonar en busca de nuevas mujeres, de nuevas vivencias que me permitan olvidar a aquellas damas de invierno, que han marcado con su hielo candente el fondo de mi corazón.
Duele decir adiós a este invierno agridulce, que sin duda ha marcado mi crecimiento intelectual y emocional. No soy más el mismo de otras épocas, he fortalecido mi espíritu y me siento más dispuesto y preparado para enfrentarme a las demás estaciones, que me sorprenderán al igual que este invierno y seguramente me enamorará de sus respectivas doncellas.
No veré más esta naturaleza muerta que tengo a mi alrededor. Nacerán todas las flores, los árboles recuperarán su verde color y el aire traerá un aroma de vida que me llevará a nuevos lugares, a nuevas historias, a nuevas mujeres. El invierno habrá quedado atrás y espero hasta ese momento, haber entendido que fue un ciclo que debía vivir y dejar atrás.
Quisiera que las horas transcurrieran con lentitud, que el tiempo se detuviera por unos minutos para admirar el invierno decadente que poco a poco se me escapa de las manos, pero todo es inútil. La naturaleza no perdona. El frío ya no carcome mi alma como en otros tiempos y el hielo a empezado a derretirse en mi gélido corazón que empieza a agitarse exigiendo el aire primaveral para seguir adelante. Me niego a que el invierno se vaya de mi vida, quisiera conservarlo conmigo, en mi alma, pero el tiempo pasa y sin quererlo, la primavera empieza a apoderarse de mi vida.
Con este invierno se van mis recuerdos, mis sueños de grandeza que se llevan en parte mi alma pueril. Mis amigos del invierno se irán también y me quedaré solo, esperando la llegada inexorable de la primavera, esperando con temor y con ansias las nuevas vivencias que me traerá la nueva estación.
Cuando termine el invierno, seré otra persona o quizás una mutación de lo que soy yo ahora. Habrá valido la pena vivir en invierno al ver que en primavera seré otra persona, con otra cara, otra vida y otros sentimientos. En cada estación debo nacer y morir, para enfrentar la nueva estación, la nueva vida desde cero. Sólo así puedo seguir adelante en esta existencia de estaciones, de vidas, donde siempre encuentro amores, tristezas, recuerdos y nostalgias. Adiós musas de invierno, gracias por alegrar mis días invernales con sus fatales bellezas de las que me volví esclavo sincero. Otros tiempos vendrán y puede que en otra vida vuelva al invierno y podamos estar juntos nuevamente. Por ahora sólo puedo agradecer a este gélido clima en decadencia que me mostró el mundo desde otra arista y que me llevara a ser mejor persona en siguiente estación. Ahora sólo me queda esperar en esta habitación gris y medieval, la llegada de la primavera dentro de pocos días, mientras hago el recuento de mi vida, junto a mis musas y mis recuerdos.
Aun falta mucho por hacer antes de que llegue la primavera. Temo no poder desprenderme de mis musas de invierno a las que he amado con intensidad y que ahora debo abandonar en busca de nuevas mujeres, de nuevas vivencias que me permitan olvidar a aquellas damas de invierno, que han marcado con su hielo candente el fondo de mi corazón.
Duele decir adiós a este invierno agridulce, que sin duda ha marcado mi crecimiento intelectual y emocional. No soy más el mismo de otras épocas, he fortalecido mi espíritu y me siento más dispuesto y preparado para enfrentarme a las demás estaciones, que me sorprenderán al igual que este invierno y seguramente me enamorará de sus respectivas doncellas.
No veré más esta naturaleza muerta que tengo a mi alrededor. Nacerán todas las flores, los árboles recuperarán su verde color y el aire traerá un aroma de vida que me llevará a nuevos lugares, a nuevas historias, a nuevas mujeres. El invierno habrá quedado atrás y espero hasta ese momento, haber entendido que fue un ciclo que debía vivir y dejar atrás.
Quisiera que las horas transcurrieran con lentitud, que el tiempo se detuviera por unos minutos para admirar el invierno decadente que poco a poco se me escapa de las manos, pero todo es inútil. La naturaleza no perdona. El frío ya no carcome mi alma como en otros tiempos y el hielo a empezado a derretirse en mi gélido corazón que empieza a agitarse exigiendo el aire primaveral para seguir adelante. Me niego a que el invierno se vaya de mi vida, quisiera conservarlo conmigo, en mi alma, pero el tiempo pasa y sin quererlo, la primavera empieza a apoderarse de mi vida.
Con este invierno se van mis recuerdos, mis sueños de grandeza que se llevan en parte mi alma pueril. Mis amigos del invierno se irán también y me quedaré solo, esperando la llegada inexorable de la primavera, esperando con temor y con ansias las nuevas vivencias que me traerá la nueva estación.
Cuando termine el invierno, seré otra persona o quizás una mutación de lo que soy yo ahora. Habrá valido la pena vivir en invierno al ver que en primavera seré otra persona, con otra cara, otra vida y otros sentimientos. En cada estación debo nacer y morir, para enfrentar la nueva estación, la nueva vida desde cero. Sólo así puedo seguir adelante en esta existencia de estaciones, de vidas, donde siempre encuentro amores, tristezas, recuerdos y nostalgias. Adiós musas de invierno, gracias por alegrar mis días invernales con sus fatales bellezas de las que me volví esclavo sincero. Otros tiempos vendrán y puede que en otra vida vuelva al invierno y podamos estar juntos nuevamente. Por ahora sólo puedo agradecer a este gélido clima en decadencia que me mostró el mundo desde otra arista y que me llevara a ser mejor persona en siguiente estación. Ahora sólo me queda esperar en esta habitación gris y medieval, la llegada de la primavera dentro de pocos días, mientras hago el recuento de mi vida, junto a mis musas y mis recuerdos.