«El dolor pasa, pero una película es para siempre», palabras que resumen la obstinación de González Iñárritu al filmar cualquier proyecto y que se ajustan en todas sus letras con su nueva película The Revenant. Un rodaje que estuvo rodeado de contratiempos y cual tragedia griega parecía tener un triste final. Sin embargo el mantra de Iñárritu consiguió que la película llegara a buen término y se encaje varios galardones, más las ya conocidas nominaciones al Óscar.
Basada en la novela de Michael Punke, que a su vez está basada en la vida del trampero Hugh Glass, la película arranca con las vicisitudes de un grupo de cazadores que luego de ser diezmados por una tribu indígena, deben emprender una fuga inesperada. En el camino, Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) debe enfrentarse con un oso que termina dejándolo malherido. Todo el séquito decide parar hasta la recuperación de Glass pero Fitzgerald (Tom Hardy) es el único que ve una pérdida de tiempo esperar por Hugh, quien inmóvil parece no tener otro remedio más que la muerte. Fitzgerald lo convence de que su muerte sería un gran alivio para todos y cuando se disponía a ayudarlo a morir, el hijo de Hugh aparece para salvar a su padre. En la lucha, Fitzgerald termina matándolo y desde ese momento Glass decide emprender la venganza, una vez que todos los demás siguieron el camino convencidos por Fitzgerald que Hugh estaba muerto.
Leonardo DiCaprio logra una interpretación espectacular que lo hacer merecedor del Óscar. Desarrolla un gran trabajo desde lo corporal, coqueteando entre lo animal y lo humano, lo instintivo y lo racional. La estepa congelada intenta apagar su corazón enfurecido que busca venganza por la muerte del hijo. DiCaprio consigue transmitir ira, desesperación, valentía, soledad en una historia, cuyo guión no es de los mejores. No obstante DiCaprio sabe utilizar el subtexto en una lucha descarnada entre su actuación y la hermosa fotografía de Emanuel Lubezki.
La película con más de 12o minutos de duración termina cayendo en ciertas repeticiones a nivel narrativo. Se sabe que para mantener una historia homérica se necesita de muchos ganchos para mantener en vilo al espectador. Iñárritu termina a momentos encantado por la espectacularidad de la cámara, de la perfecta fotografía Lubezki que capta escenarios naturales como pocos, olvidando que ante todo está contando una historia. The Revenant es un trabajo impecable desde todo sentido técnico y DiCaprio despliega toda su artillería de actor que ha venido acumulando en largos años de papeles diversos. La historia podría contarse en menos tiempo y la estructura no se vería afectada. En el sentido narrativo me quedo más con su película anterior Birdman que con The Revenant, sin embargo la sobrecogedora actuación de DiCaprio permite perdonar las fallas dramatúrgicas. La venganza en sus ojos le gana a largas escenas de nieve perpetua, el dolor de la pérdida le gana a los personajes secundarios que no terminan por delinearse del todo. Tom Hardy construye un personaje que podría estar a la altura de DiCaprio pero la trama les brindó pocos momentos juntos para ver lo que podría haber sido un gran encuentro épico.
The Revenant utiliza la espectacularidad como principal ingrediente de su propuesta pero es DiCaprio convertido en Ulises batallando en su retorno lo que hace de esta película indispensable, aunque sea para verla una sola vez en la vida.
La influencia de Tarkovski en The Revenant: