Adoro a Isabela porque es linda, honesta, sencilla, subjetiva. No necesita palabras para entender. Sólo le basta una mirada.
Aunque parezca frágil, la fuerza que emana de su interior la enaltece. Con una mirada suya puedo definir mi vida. Me siento reflejado en los cristales negros que son sus ojos encerrados en aquellas pestañas largas y altivas.
Isabela es mi luz, el sendero por donde debo marchar. No existe nada que ella no conozca. Sabe todo, siente todo y al mismo tiempo se porta lejana, calla. No dice lo que piensa. Sólo en sus ojos puedo adivinar sus pensamientos. Pero aun la amo, recuerdo su sonrisa graciosa en todo momento y las ondas perfectas de sus cabellos negros como la soledad de la noche. No se conforma con amar como lo hace; busca nuevas formas que la lleven a descubrir cuánto más me puede amar y yo lo único que puedo y quiero seguir haciendo es adorarla…!